Fingiendo ser una de ellos [Completa] ✓

18. La venganza de Ellie

Estaba molesta, demasiado como para no culpar al alcohol de mi deplorable suerte de haber tenido que juntar mis labios —sin mi consentimiento— con aquel chico tan desagradable. Esa imagen aun rondaba en mi cabeza, pero por la única razón de que me provocaban nauseas en mi estómago.

Sabía que esas últimas palabras que le dije a Danniel eran ciertas, esto no se quedaría así, de alguna manera me las pagaría y una vez que logre mi venganza hacia él, podría despedirme de cualquier vínculo que intentara unirme a su molesta persona.

El mismo día que llegamos al internado por la noche, idee mi plan.

Abro las cortinas permitiendo que la luz del día emanara por la ventana. Inmediatamente escucho quejidos de parte de los chicos; Azael cubre su cabeza con la almohada, mientras que Jonny frunce el ceño aun con los ojos cerrados.

—Demasiada luz —se queja Azael—, ¿quieres tener un poco de respeto por los que duermen?

—Nadie los obligo a beber tanto anoche —los recrimino—. Además los necesito para una misión, así que... ¡ya despierten!

—Ellie, cállate —reclama esta vez Jonny, restregando sus manos sobre su rostro.

Doy un bufido y rendida, me siento al borde de mi cama esperando que sus adormilados cuerpos reaccionen. Jonny es el primero en levantarse, pero solo es capaz de sentarse —con mucha dificultad— sobre la cama. Lo observo curiosa, ya que al ver su expresión pareciera estar recobrando una imagen en su cabeza que no le es nada agradable. Y es ahí, donde recuerdo su espectáculo de anoche, lo cual me genera varias interrogativas.

—Alguno de los dos me puede explicar, ¿qué fue eso de salir corriendo anoche? —pregunto mirándolos a ambos.

—No me lo recuerdes, por favor —ruega Jonny, haciendo una mueca de asco y cierta culpabilidad se esparce por su rostro.

—No tengo idea de qué hice anoche —responde Azael aun somnoliento.

No pude evitar rodar los ojos, aunque siendo sincera no tengo derecho a juzgarlos porque sea lo que sea que hayan hecho o les haya pasado, no estaban tan ajenos a mi suerte.

—Yo solo les digo que no volveremos a ir de fiesta, otra vez —les advierto—. Somos un desastre juntos.

—Yo estoy de acuerdo —me apoya Jonny.

—¿Qué fue lo que hiciste tú? —pregunta Azael, curioso.

Ambos chicos me observan cautelosos, mientras que yo intento no revivir esa imagen en mi cabeza.

—Se lo contare de camino al estacionamiento.

***

Una vez que les comenté mi plan a los chicos, esperamos el momento preciso cuando todos se fueron a dormir para poder escabullirnos y dirigirnos al estacionamiento del New Center. Estaba decidida y confiada, nada podía salir mal, tenía todo calculado y bajo control.