8. ¿Eres una chica?

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Desperté desconcertada, con un dolor de cabeza agonizante

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Desperté desconcertada, con un dolor de cabeza agonizante.

Abro con mucha dificultad mis ojos, que aún se encuentran somnolientos y con una carga de miles de toneladas. La luz que emana de la ventana es una tortura. Comienzo a mecerme suavemente sobre mi cama, ¿cómo llegué acá?, no tengo ni idea. Cada movimiento que hago provoca bruscamente unas punzadas filudas en mi cabeza.

Me percato de que Jonny no se encuentra en su cama. Miro la hora en un reloj que tiene sobre su velador; marca las ocho y treinta minutos.

Carajo, no fui a clases. Me recrimino mentalmente, hacerlo provoca que el dolor de cabeza crezca. Ni siquiera bebí en exceso anoche, bueno, en realidad después si lo hice.

Comienzo a buscar mi celular, lo encuentro debajo de mi cama. Una vez en mis manos, marco el número de Jonny. El sonido tortuoso de su celular se escucha a una distancia mínima. Busco sobre su cama si es que lo encuentro, y en eso me sorprende cuando abre la puerta.

El celular que estaba en su oreja cae violentamente al suelo, la sonrisa que adornaba su rostro se transforma en una mueca horrorizada, sus ojos me quedan viendo con estupefacción y su postura se tensa como si se tratase de una estatua.

—¡Aquí traje el desayuno! —Escucho la voz animosa de Azael—, ¡para la próxima me deben un...

La bandeja que traía en sus manos cae al suelo al igual que su boca, que se abrió dramáticamente mirándome con asombro y confusión. No entendía a que venían esas miradas. Lleve rápidamente —por inercia— mis manos a mi cabeza y, justamente no llevaba la peluca puesta.

—Mierda —pronuncié despacio.

—¡¿Eres una chica?! —exclamaron al unísono, con el asombro marcado en sus rostros.

Corro con urgencia y los adentro a la habitación, asegurándome que no hubiera nadie por los pasillos y cierro la puerta, dejándoles ver mi rostro avergonzado y enmudecido.

—C-como, c-cuando, ¿de dónde saliste? —balbucea Jonny. Su mirada me recorre una y otra vez, existía una confusión caótica en su rostro.

Abro la boca para hablar, pero las palabras se me quedan atoradas en la garganta. No sabía si debía poner mi actuada voz de Elliot, o utilizar mi propia voz.

—Espera... —interrumpió Azael—, no me digas. Jonny en su borrachera te trajo anoche y ahora no se acuerda —declaró con convicción. Le dio tres palmadas en la espalda a Jonny, quien seguía estupefacto.

—¿Es posible? —el chico con anteojos se interrogó así mismo dudoso, rascándose la cabeza con nerviosismo.

—¡Eres un campeón, lo sabía! —afirmó el moreno eufórico.

—¡No! —Exclamé con mi voz original—. No, Jonny no me trajo, tampoco soy alguna chica que se lió en la fiesta de anoche, yo... —junte el valor suficiente para pronunciar las siguientes palabras, que no creí que las diría tan pronto—. Yo... yo soy Elliot.

Fingiendo ser una de ellos [Completa] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora