Me Quieres o Me Olvidas [JJBA]

4. Presagiando el Final

*inserte el tema de Amores Verdaderos aquí*

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—¿Sigues nerviosa?— preguntó el señor Bucciarati, mirando a Jolyne con una pequeña sonrisa.

La chica asintió. Ya estando parada en la puerta de la casa del tío Joseph, de repente sintió como si tuviera algo vivo moviéndose en sus intestinos.

—Está bien, querida. Te aseguro que todo saldrá tal y como lo esperas— le aseguró el hombre.

Ese era el problema. Jolyne no sabía qué esperar. A pesar de lo que le había contado el señor Bucciarati sobre sus conversaciones con su papá, Jolyne aún tenía miedo de que él siguiera enojado con ella.

Pero bueno, ya lo había hecho llevarla hasta ahí, así que no podía echarse para atrás. Además, qué vergüenza regresar y decirle a Mista que siempre no podía volver a llorar en la comodidad de su habitación.

Así que respiró hondo y tocó la puerta. Los pocos momentos que tuvieron que esperar se le hicieron eternos, hasta que por fin el tío Caesar apareció frente a ellos.

—¿Jolyne?— dijo él, algo sorprendido

—Hola tío— respondió Jolyne —¿Puedo hablar con mi papá?

—Claro... Claro, adelante. Está en la cocina.

Jolyne entró con paso rápido, escuchando detrás de sí un "¡Hola hermanito!", un sonido de golpe y un quejido del señor Bucciarati.

La chica sentía que su corazón se aceleraba a cada paso que daba, y al entrar a la cocina, se encontró con su papá lavando los trastes, con el pelo amarrado en una colita y usando sus nada atractivos crocs mientras escuchaba una canción de Amanda Miguel.

—Papá— lo llamó Jolyne en voz alta para llamar su atención.

Él se volteó de inmediato. Al verlo de frente, Jolyne no pudo resistirse y corrió hacia él, dejando caer su mochila al piso. Para cuando lo abrazó y escondió la cara en su hombro, ya estaba llorando. Sintió que papá Nori le devolvía el abrazo.

Jolyne duró un buen rato sin decir nada, siguió llorando en el hombro de su padre mientras se escuchaba otra canción de señora dejada de fondo.

—¡Lo siento mucho, papá!— exclamó Jolyne al fin, sin atreverse a mirarlo a la cara.

—Tranquila Jo, está bien— susurró Kakyoin con voz algo quebrada, dándole un beso en la sien.

—No, no está bien. En serio lo siento mucho

Nori la soltó, la obligó a mirarlo a los ojos por unos segundos y le dio un beso en la frente, diciéndole:

—Ven, vamos a hablar

Él tomó su celular y quitó la música antes de conducir a Jolyne hasta la barra de la cocina. Se sentaron uno al lado del otro. Jolyne aún no se atrevía a mirarlo por si misma. Estaba pensando como empezar con la larga disculpa que había preparado, pero fue su papá quien habló primero:

—Creo que yo soy quien te debe una disculpa

Jolyne negó con la cabeza.

—No, de verdad— insistió Nori —En primera, por haberme ido de la casa así nada más. Yo sólo... me sentí muy agobiado aquel día. Sabía que estabas con Bruno, así que no te llamé yo mismo por si seguías enojada conmigo, y lo siento

—Yo creía que tú eras quien estaba enojado conmigo

Jolyne al fin levantó la vista. Su papá estaba muy serio. Tenía los ojos brillantes, y parecía esforzarse por contener las lágrimas.