Me Quieres o Me Olvidas [JJBA]

12. Ya Lo Pasado, Pasado

*Inserte aquí la canción de La Esposa Virgen (Qué Voy a Hacer Con Mi amor - Alejandro Fernández.mp3)*

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De acuerdo, tal vez y sólo tal vez, Giorno se había precipitado al invitar a Jonathan a cenar esa misma noche.

Había actuado por puro impulso, ya que ahora que lo pensaba... ¿Qué estaba haciendo Jonathan en su jardín? Eso sólo podía significar que él sabía que esa era la casa de los Brando, que sabía dónde vivía Dio. Y que iba a volver después, ¿o no? Por lo que le había dicho su padre, llevaban casi 17 años sin verse, no podía ser posible que el hombre se marchara simplemente así al escuchar que Dio no se encontraba.

De todos modos... Giorno suponía que había estado bien. Es decir, Jonathan había aceptado su invitación. Eso era una buena señal.

No estaba seguro de por qué había hecho aquello. Quería ver a su padre feliz, seguro lo emocionaría saber que Jonathan venía de vista.

¿Verdad?

¿Cómo reaccionas al ver luego de 17 años al ex-prometido que te engañó y que resulta que tiene un hijo que tiene, casualmente, casi 17 años?

Bueno. Sí, se había precipitado.

Para sentir que estaba haciendo algo útil y calmar su ansiedad, Giorno se había puesto en modo señora a limpiar la casa, cosa que lo mantuvo ocupado por un buen tiempo porque vaya, la casa era enorme.

No importaba si sólo usarían la planta baja (al menos eso esperaba, por Dios... Ojalá Dio se controlara), Giorno igual limpió el sótano y la planta alta.

Sin entrar a la "habitación especial" de papá,por supuesto.

Giorno sintió que su corazón se detenía al escuchar que la puerta principal se abrió. Se quitó los guantes de hule y el mandil que se había puesto, y salió a recibir a su padre.

—Hola papá— saludó, parándose en la entrada del despacho de Dio —¿Cómo te fue?

Su padre había dejado su maletín en su escritorio, y observaba su despacho con detenimiento.

—Todavía no se resuelve, el juicio continuará otra sesión, pero ya lo tengo asegurado— respondió Dio, mientras se quitaba el saco —¿Limpiaste la casa?

Giorno asintió. Dio lo miró con perspicacia.

—¿Qué te pasa?— preguntó el hombre

—Nada— respondió Giorno, de manera nada convincente. Ni siquiera sabía por dónde comenzar

Dio se acercó a él, sin dejar de mirarlo. El chico se mordió la lengua, y estaba seguro de que se las manos le temblaban un poco.

—Ya sé lo que pasa— murmuró Dio, poniéndole una mano en el hombro