Aliado o Enemigo

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Entre los heridos surgió un joven con el valor para ir un lugar a otro y salvar heridas. Las enfermeras lo llamaban, y él respondía. Los sobrevivientes le gritaban, y él respondía. Siempre corriendo con sus zapatos de talon y una mano vendada.

No tardó demasiado para que la propia Hokage supiese de él. Así que lo llamó a su despacho (una pequeña oficina en la Aldea de la Arena que Gaara le había asignado mientras que la Hokage estaba lejos de Konoha), para así agradecerle el gesto al chico.

—¿Cómo te llamas? —preguntó ella, entrelazando los dedos de sus manos sobre el escritorio de arena y roca. Lo fulminó con la mirada, y él se la sostuvo.

—Soy Yoshio, mi señora... Yoshio Taka.

—¿Cuántos años tienes, Yoshio? —Alguien tocó a la puerta de la oficina, Lady Tsunade le cedió el paso y Shizune entró con un cerdo en manos—. Te hice una pregunta.

Yoshio regresó a la realidad tras esa intervención y se posó firme.

—¡Tengo dieciséis, mi señora!

La Hokage murmuró algo en lo bajo, tras sus dedos, y luego miró a su ex estudiante.

—¡Shizune, trae a los Kages...! Esto no tardará mucho...

—¡Sí, señora! —Los Kages se encontraban en la Aldea de la Arena. Tras la pequeña charla que Tsunade y Gaara tuvieron, citaron a los Kages para comenzar con el plan de salvar a Konoha.

Yoshio tembló en lo bajo cuando nuevamente estuvo a solas con la Hokage, esperó a que Tsunade prosiguiera. No tardó demasiado.

—Yoshio Taka... eres muy amable al tratar con los heridos. Toda Konoha te debemos bastante. Me aseguraré de recompensarte más tarde, cuando todo esto termine... —Nuevamente llamaron a la puerta del despacho, y la Hokage se quedó callada—. Puedes irte, eso es todo. ¡Adelante!

Los cuatro Kages entraron, imponentes, representando a cada una de sus aldeas.

Yoshio se quedó quieto. No estaba paralizado, pero sí curioso por una buena oportunidad.

—¿Yoshio? —preguntó Tsunade, consternada de por qué aún no había abandonado el despacho—. Puedes irte.

—Hokage —habló Yoshio, con una voz que no era suya—. Kages —hizo una leve reverencia a los cuatro y luego miró a Tsunade. Ésta lo vio horrorizada cuando su jutsu de transformación se iba deshaciendo, desvelando al hombre de rasgos e intenciones negras—. Soy Ryan Uchiha, y vengo en son de paz.

Tsunade se alzó de su escritorio, tensa. Los Kages se alarmaron, y preparan sus jutsus. Pero al Uchiha no parecía importarle.

Sin previo aviso, el anciano del Tsuchikage se elevó al aire y encerró al intruso en una figura tridimensional. Si él quería, podía hacer que todo dentro de ese cuadro estallara.

—Ōnoki, ¡espera! —la Hokage saltó sobre su escritorio y se posicionó frente al encarcelado Uchiha—. Déjalo hablar.

Gaara se sorprendió, ¿por qué una madre en luto detendría la muerte de quien asesinó a su hija?

—Lo mantendré ahí —dijo testarudo el anciano—. Si me hace enojar, no sobrevivirá.

Tsunade asintió y se apartó del medio. El despacho se llenó de silencio. A las afueras, se podía escuchar el susurro de la arena y el viento.

—Kewa me manipuló por años —habló Ryan, sintiendo como el poder del anciano encima suyo lo aplastaba—. Busqué todo ese tiempo escapar de él, pero nunca pude. Hasta que encontré a Sakura. Ella tiene un poder inmenso... ¡ah! —gimió cuando la figura se encogió aún más—. Tenía la esperanza de que ella me salvara... Así que liberé el alma de la diosa Krystina para que Sakura dominase sus poderes... y me salvara. Pero ahora temo que la diosa la devore... —gruñó desde lo más profundo de su garganta.

Tsunade lo miró horrorizada. Su peor pesadilla estaba sucediendo en ese instante...

—Krystina es poderosa... —Ryan luchaba por no ser aplastado—. Si no la detenemos ahora... perderemos a Sakura y a millones de personas más.

—Anciano... —advirtió Tsunade, con la mano deformada en un puño. El anciano obedeció y deshizo su jutsu—. Solo tendrás una oportunidad, Ryan. Todos tendremos los ojos encima de ti. Pero dime... ¿por qué temes por la vida se Sakura?

El Uchiha jadeaba en el suelo. Recuperó la compostura y miró desafiante a la Hokage.

—Porque Sakura me gusta... —se sonrojó levemente—. Un amor imposible, lo sé.

En ese despacho, quien más conocía sobre amores imposibles era Lady Tsunade. Cedió ante Ryan Uchiha.

—Ahora mismo, Sakura... bueno, Krystina, está luchando contra Kewa en la Roca Hokage. Me temo que... si Kewa lo cree necesario, llamará a los Akatsuki para detener a la diosa... Puede que Sakura no sobreviva —los Kages se vieron el uno al otro, alarmados.

Ryan caminó al escritorio de la Hokage y se apoyó en él cuando sintió que volvería a caer por el poder del anciano.

—¿Qué tienen que ver los Akatsuki con todo esto? —preguntó el Raikage, con su típico ceño fruncido y brazos cruzados sobre su pecho.

—Mucho —afirmó Ryan, mareado—. Hacía siglos, la diosa Krystina creó a la organización de los Akatsuki para detener y atacar al ejercito de su hermanastra, Kaguya. Pero... —tomó un gran suspiro, y sintió en esas miradas que no era bienvenido—. Tras la muerte de Krystina, esa organización cayó en manos de Pain...

—Decías que no tenemos tiempo —le interrumpió la Mizukage, cruzada de brazos. De la comisura de sus labios salieron gotas de lava, lista para atacar. Ryan asintió.

—Ahora mismo solo pueden pasar dos cosas... O los Akatsuki matan a Sakura, o Krystina la devora —Nuevamente hubo un silencio ensordecedor, y en lo que no hablaban, los Kages le decían que continuara. Ryan entendió—. No podemos irrumpir de la nada. Debemos de esperar a que el cuerpo de Sakura esté débil, así el alma de Krystina buscará otro contenedor.

—Pero... —volvió a interrumpir la Misukage, saboreando con la lengua la lava—. Deberíamos de conseguir un... “contenedor” que retenga a Krystina, ¿cierto?

Ryan asintió, inmóvil. Tsunade supo leer en esa mirada que lo siguiente que él diría no le agradaría a nadie.

—Necesitamos a un Haruno... alguien con la misma sangre de Krystina.

—¿Quién? —preguntó Tsunade, temiendo lo peor.

—Lia. Lia Haruno.

La Hokage retrocedió, atemorizada. Usarían a una chica de apenas catorce años para ser el contenedor de una diosa. Su cuerpo era más débil que el de Sakura, así como su Byakugou No In, de una clasificación inferior.

—No puedes —le espetó la Hokage, entre el miedo y odio. Azotó la mesa de un puñetazo—. No permitiré que uses a una niña como contenedor. ¿Y si no sobrevive? ¿Qué haremos entonces, Ryan? ¡¿Qué haremos?! No confío en ti... Uchiha —Los ojos de Tsunade se cristalizaron, rojos ante las posibles lágrimas—. Por lo que hiciste con mi hija, con todo el clan Uchiha...

—No fui yo —dijo Ryan cabizbajo.

—¿Qué? —preguntó ella, confundida.

—Me manipularon, yo nunca quise que pasara lo qué pasó. Pero ahora tenemos una oportunidad de contraatacar, Tsunade. Salvemos a Sakura, y salvaremos al mundo.



N.R. — Aliado o Enemigo

Fucking Shannaro.Where stories live. Discover now