FLASHBACK
P.O.V Sakura
¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué tengo tanta curiosidad? Algo malo saldrá a raíz de lo que estoy haciendo. Algo muy malo sucederá, lo sé.
Narra Escritora.
Gruñendo del esfuerzo, Sakura separó el mueble de la pared y retiró el tapiz del muro. Una brisa fría y húmeda se coló por las grietas, aunque no olía a nada parecido a un sueño que tuvo.
Aquel mounstro, fuera lo que fuera, volvería a atacar Konoha, de modo que aquella noche, o tal vez al día siguiente, se producirían más indicidentes con los Ninjas de alto nivel.
Sakura cubrió la puerta secreta con el tapiz, colocó un libro en la entrada a modo de cuña para evitar que se cerrará y deseó con algún arma aparte del Kunai que llevaba en la mano.
La ninja debía de mantenerse tranquila y mantenerse fuerte, según sus acusaciones, ella era la siguiente en morir en garras de aquella bestia, como sus compañeros.
(...)
Descendió por los túneles, más y más abajo, exhalando nubes de vaho en el aire gélido. En alguna parte caían gotas de agua y Sakura miro con anhelo el arco de crucería cuando se acercó a la encrucijada.
Esta vez no siquiera consideró la posibilidad de huir. ¿Qué sentido tendría, estando tan cerca de la verdad?
Sakura observó el pasadizo de la derecha y el de la izquierda. Sabía que el de la izquierda conducía a un punto muerto. El de la derecha en cambio... Llevaba a ruinas. Y de Camino hacia allí había muchas desembocaduras.
Se acercó un poco más al arco y se quedó de una pieza al descubrir las huellas que bajaban hacia las tinieblas. Algo había alterado aquel polvo de siglos de antigüedad. Pisadas que subían y bajaban.
Por lo visto, la criatura había rondado varias veces por allí, pocos pies más abajo de donde habían hectáreas de bosque.
Sakura tomo el Kunai con más fuerza. Peldaño a peldaño, empezó a descender de la escalera. Pronto perdió de vista el rellano superior, pero pero no le parecía estar más cerca del fondo.
De repente, unos susurros resonaban en el túnel, deslizándose por las paredes hacia ella. Avanzó con cautela y su temor avanzaba conforme se iba acercando al origen del sonido.
No era una charla relajada entre personas ¿Quién entraría allí? más bien la voz de alguien que hablaba rápidamente, como recitando. Era un idioma desconocido... Uno antiguo... Olvidado.
Y no era ningún Ninja, sino un hombre.
Se fue acercando a un rellano que desembocaba en una cámara a mano izquierda. Una luz verdosa se derramaba por las piedras de la escalera, que se hundía más abajo en la negra oscuridad. Se le puso la piel de gallina al oír la voz más claramente.
No hablaba ninguna lengua que ella conociera, era áspera y gutural, y le crispaba los oídos, tétrica como un escalofrío que le helara los huesos.
El hombre resollaba, como si las palabras le irritaran la garganta, y por fin se detuvo a tomar aire.
Se hizo un silencio. Sakura dejo el Kunai en el suelo. Cruzo a gatas el rellano y echó un vistazo al interior de la cámara. La puerta de roble estaba abierta, y una llave enorme descansaba en la oxidada cerradura.
Y dentro de la pequeña estancia, arrodillado ante una oscuridad tan intensa que parecía a punto de devorar el mundo...
Estaba Ryan.
