Capítulo 94: Consuegros

444 55 371
                                    

- ¡Hiroki, he venido a por Nao-chan!- escucharon la voz de Akihiko desde la entrada. Haruki, rápidamente, se puso en pie de un salto y empujó, lo más delicadamente que pudo, a Hiroki fuera de su dormitorio, cerrando la puerta en sus narices.

- ¡AY, DIOS, HARUKI!- exclamó el profesor todavía impactado y Akihiko frunció el ceño acercándose a él-. ¡MADRE MÍA!

- Hiroki, ¿qué ocurre? ¿Le ha pasado algo a Haruki?- preguntó el escritor preocupado y se dirigió hacia la puerta de su sobrino. El profesor, al escuchar la voz se su amigo, reaccionó y se dio cuenta de lo que supondría que Akihiko viera lo que él acababa de ver.

- ¡Murakami!- gritó agarrándole con fuerza del brazo para impedirle acercarse al dormitorio de su hijo. Akihiko se giró y le miró extrañado.

- ¿Haruki Murakami?

- Sí... Jamás le darán el Nobel, ¿verdad?- murmuró y Akihiko le abrazó.

- No digas eso, algún día se hará justicia. No perdamos la esperanza, Hiroki.

- Gracias, Akihiko, ya me siento mejor.

- Te entiendo perfectamente, yo también pienso mucho en ello- dijo el escritor separándose de él-. Oye, ¿sabes si los niños han acabado ya de hacer el trabajo?

- Pues... Les acabo de echar un ojo y aún estaban en ello- dijo Hiroki-. ¿Por qué no te vas y ya te acerco yo a Nao-chan?

- No me importa esperar, así hablamos de nuestras cosas.

- Ya, pero... ¿No te preguntas qué estará haciendo Misaki solo en casa? ¿Darse un baño? ¿Masturbarse?

- ¿Sabes qué? Soy un hombre ocupado y no puedo estar toda la tarde esperando, así que me voy y ya me traes al niño a casa.

- Por supuesto- asintió aliviado y su mejor amigo se fue. Hiroki se apoyó en el reposabrazos del sofá, intentando asimilar toda la información nueva que tenía. No supo cuánto tiempo estuvo mirando a la nada pero, finalmente, escuchó abrirse la puerta de su hijo y Haruki asomó la cabeza.

- ¿El tío...

- Se ha ido, podéis salir- le dijo Hiroki poniéndose en pie. Los dos adolescentes salieron del dormitorio claramente avergonzados y el profesor se cruzó de brazos mirándolos con seriedad.

- Papá, ¿vas a decir algo?- preguntó Haruki al ver que su padre no decía palabra.

- Me cago en vosotros. ¿Cómo se os ocurre? ¿Sabéis el rato que me habéis hecho pasar?

- Papá, estamos enamorados- dijo Haruki cogiendo la mano de su novio y Naoki se sonrojó todavía más-. Dentro de dos semanas hacemos un año juntos.

- ¿Qué?- murmuró impresionado-. ¿Un año? ¿Juntos?

- Sí, somos novios, papá.

- ¿Y por qué no me lo habías contado? Haruki, este tipo de cosas se cuentan.

- La culpa es mía, tío- habló Naoki-. No quiero que mi padre se entere y le pedí a Haru que no lo contara.

- Ya... A ver, eso lo entiendo- dijo Hiroki-. No quiero faltarle al respeto a mi mejor amigo pero está claro que cuando se trata de ti, se vuelve un imbécil irracional.

- ¿Se lo vas a contar a mi padre?- preguntó Naoki temeroso.

- Dios, no- negó el profesor-. Aprecio demasiado la vida de mi hijo, no seré yo quien se lo diga. Pero sí que se lo voy a contar a Misaki. Nao-chan, no me mires así... Se lo tengo que contar a tu madre.

- ¿Por qué?- preguntó Naoki-. ¿Y si se lo cuenta a mi padre? ¡Me separará de Haru!

- Eso no va a pasar, Nao-chan- le dijo Hiroki-. Si tengo que darle un cogotazo a tu padre para que entre en razón, lo haré.

El InternadoWhere stories live. Discover now