Capítulo 175: Ansiedad

233 38 40
                                    

El trayecto en coche a casa fue prácticamente en silencio. Hiro-chan miraba por la ventana imaginándose todo a lo que iba a poder jugar con sus tres nuevos hermanitos. Naoki se encontraba angustiado y se sentía mal por no alegrarse. Esperaba dos bebés pero no tres.

Haruki entró el coche en el garaje y aparcó. Hiro-chan bajó del coche rápidamente para darles a sus hermanos la noticia. Haruki miró a su novio con gesto serio y le dio la mano.

- Dentro de unos meses ni recordaremos esto- le dijo Haruki y Naoki le miró con lágrimas en los ojos-. Cuando tengamos a los tres en brazos, no recordaremos todos los dolores de cabeza que habremos tenido que sufrir por ellos.

- Haru, van a ser el doble- dijo Naoki-. No vamos a poder con seis.

- Sí que vamos a poder, Nao.

- No, no vamos a poder- negó-. Ya las mañanas son un completo caos y solo son tres.

- Si dos críos de dieciséis años pudieron con dos recién nacidos...

- No pudimos, a los dos meses ya estábamos en casa de tus padres, Haru- dijo Naoki-. No tenemos espacio...

- Tu padre ha dicho que mañana vendría con un arquitecto- dijo Haruki-. Todo va a ir bien, Nao. No estamos solos, tenemos a nuestros padres y...

- ¿Es que nunca vamos a dejar de depender de ellos?- murmuró Naoki fastidiado-. Joder, se supone que ya somos adultos y no somos capaces de hacer nada sin ellos.

- No es malo que nos ayuden, Nao, nosotros haríamos lo mismo por ellos- dijo Haruki-. Y si te refieres a económicamente, mañana mismo hablaré con el tío Miyagi y le diré que no cuente conmigo para el curso que viene.

- ¿Qué?- preguntó Naoki sorprendido.

- Vamos a ser ocho bocas, necesito un trabajo a tiempo completo. Empezaré a enviar mi currículum a institutos, seguro que encuentro algo pronto.

- Pero te encanta el internado, Haru, te permite estar cerca de los niños.

- Pero no gano lo suficiente, es solo media jornada- dijo Haruki-. El tío Miyagi dijo que una vez se jubilara mi padre, el puesto sería mío pero aún faltan muchos años.

- Haru, no dimitas- dijo Naoki-. Yo en cuanto pueda me pondré a trabajar.

- Van a ser seis niños, Nao.

- Tenemos el dinero del piso, Haru. No dimitas de un trabajo que te encanta porque existe la posibilidad de que no te guste tu próximo trabajo.

- Mami- dijo Misa-chan asomándose al garaje y Naoki le sonrió.

- Cielo, ¿qué pasa? ¿A qué viene esa carita?

- Es mentira lo que dice Hiro-chan, ¿no?- preguntó el niño temeroso.

- ¿Os ha dicho que son trillizos?- preguntó Naoki bajando del coche.

- Sí pero no es cierto.

- Sí que es cierto, cariño- asintió Haruki y Misa-chan rompió a llorar llevándose una mano al pecho. Sus padres se miraron entre sí mientras el pequeño comenzaba a hiperventilar-. ¡Misa-chan! ¿¡Qué tienes!?

- Tranquilo, cielo- dijo Naoki con un nudo en la garganta mientras se sentaba en el suelo con su hijo-. Vamos a intentar respirar juntos, ¿vale? Ya verás como en cuanto respiremos se pasa.

- No, mami...

- Sí, Misa-chan. Papi y yo estamos contigo- dijo Naoki cogiendo las manitas del niño-. Haru, vamos a respirar los tres.

- ¿Qué le pasa?- preguntó Reiko asustada al ver a su hermano. Tadao, quien había estado cuidando de los niños, agarró la mano de su bisnieta y la condujo de nuevo hacia adentro.

El InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora