Capítulo 124: Fuyuhiko

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Hiroki cerró los ojos mosqueado al escuchar los ladridos de Bobby y, al ver que no cesaban, resopló molesto.

- Voy a ver qué le pasa al estúpido chucho.

- ¡Bobby no es estúpido!- exclamó Sosuke pero una mirada del profesor le hizo callar y continuar limpiando.

- Hiro-san, sé que estás enfadado por lo del baño pero Bobby no tiene la culpa- le dijo Nowaki con voz calmada.

- Vigila a los niños, que no se dejen nada por limpiar.

Hiroki salió decidido al jardín, sin poder quitarse aquel malhumor que tenía encima. Vio que Bobby ladraba nervioso hacia un arbusto y frunció el ceño al ver que los juguetes y la botella de agua de Misa-chan se encontraban colocados a un lado pero que el pequeño no estaba allí.

- ¿Misa-chan? ¿Estás jugando con Bobby?- preguntó Hiroki observando a su alrededor. El perro se giró a mirar al profesor y corrió hacia él sin dejar se ladrar-. ¿Y a ti qué te pasa, chucho? No me ladres que te doy una colleja.

Bobby corrió hacia el arbusto y se metió por él pero al ver que el profesor no le seguía, volvió a asomar la cabeza mientras le ladraba.

- ¡Bobby, sal de ahí! ¡Eso es propiedad de los Usami!- le riñó. El perro le ignoró y, no queriendo esperar más, echó a correr alejándose de Hiroki-. ¡CHUCHO MALO! ¡Nos vas a meter en un lío!

Aquello puso de peor humor a Hiroki, ya que tuvo que echar a correr detrás del perro. Iba persiguiendo a Bobby cuando escuchó un grito que reconoció al instante.

- ¿¡MISA-CHAN!?





Misa-chan observó a aquel hombre con temor, pues se iba acercando lentamente hacia él. El pequeño rompió a llorar no sabiendo muy bien qué hacer para salir de aquella situación.

- Bonito, no llores. Te pareces mucho a Akihiko, ¿por qué no vienes a mi casa y te doy unas galletas?

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH- Misa-chan gritó con todas sus fuerzas haciéndose daño en la garganta. Su abuelo le había dicho en varias ocasiones que debía tener cuidado con los extraños que se le acercaban a él y que, aunque sonrieran, muchas veces no tenían buenas intenciones. Su abuelo también le había advertido de que tuviera cuidado cuando intentaban llevarle a otro sitio con la excusa de darle chuches, dulces o enseñarle algún cachorrito.

- No, no grites, no voy a hacerte daño- dijo el hombre acercándose a él. Misa-chan echó a correr en dirección por donde había venido pero se tropezó y se cayó, haciéndose un rasguño en la rodilla.

- Pupa...- lloró mirándose la rodilla y como el hombre fue hacia él, volvió a gritar-. ¡AAAAAAAAAAAAAAH!

- ¿Qué ocurre? ¿Qué son esos gritos?- un hombre bastante más joven apareció. Misa-chan paró de llorar al verle, era un hombre muy atractivo y, al contrario que el otro, no le infundía terror-. Cariño, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño? ¿Dónde están tus papás?

- Se ha caído- dijo el hombre aterrador.

- ¡Me quiere hacer daño!- lloró Misa-chan señalando al hombre más mayor. El atractivo frunció el ceño y miró al otro con cierto reproche.

- No le he hecho nada, solo le he ofrecido galletas.

- Usami-san, debería haberle ofrecido ayuda para volver con sus padres, no galletas. Está claro que le ha asustado.

- ¿¡Misa-chan!?- Hiroki apareció aterrado, temiendo que algo malo le hubiera pasado a su nieto. Bobby corrió a ponerse delante de Misa-chan y les enseñó los dientes a los dos hombres.

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