Capítulo 33: Kane

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Sorbió con fuerza por la nariz mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Aquella no era la primera vez que algo así pasaba, sus padres solían discutir mucho y siempre era él el tema principal. Los gritos no cesaron hasta casi una hora después. Kane se hizo un ovillo en la cama y no se atrevió a bajar a cenar por miedo a que sus padres volvieran a discutir por su culpa. Se quedó contemplando el techo hasta que la puerta de su dormitorio se abrió. Temiendo que se tratara de alguno de sus padres, Kane se cubrió la cabeza con las sábanas.

- Kane-chan.- Escuchó que le llamaban.

- ¡Seeichi!- Exclamó feliz al escuchar la voz de su hermano mayor. Se destapó y observó que el mayor caminaba hacia él con un plato en la mano.

- Te he traído algo de pizza.

- Gracias.- Sonrió Kane.- ¿Qué haces aquí?

- Me he enterado de lo ocurrido y he venido a verte.- Dijo Seeichi acariciándole suavemente la cabeza.

- Ha sido sin querer...

- No pasa nada, Kane-chan.- Le sonrió su hermano.- Estoy seguro de que la vecina te perdonará algún día.

- ¿Y papá y mamá?- Preguntó Kane temeroso.

- De eso quería hablarte. Papá y mamá quieren que vayas a un internado.

- ¡No! ¡No quiero!- Dijo el niño rompiendo a llorar.

- Tranquilízate, no es ningún castigo.- Dijo Seeichi.- Yo estoy de acuerdo con ellos. Creo que estarás mejor conviviendo con chicos de tu edad en vez de estar todo el día solo en casa. Será divertido, Kane-chan.

- ¿Y por qué no puedo vivir contigo?

- Un piso de estudiantes no es lugar para un niño de ocho años.- Le dijo su hermano.- Pero no te preocupes porque iré todos los domingos a verte.

- ¿Y papá y mamá? ¿Ellos también vendrán?- Preguntó el niño y su hermano suspiró.

- Papá y mamá están muy ocupados, ya lo sabes.

- Ya.- Asintió Kane con tristeza.- Pero tú vendrás todas las semanas, ¿verdad?

- Claro, me verás incluso más que ahora.

Metió las manos en los bolsillos del uniforme y se quedó estático en una esquina viendo como los demás niños jugaban. Se sentía muy triste, echaba de menos su casa y a la institutriz con la que solía pasar todo el día. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando observó que un niño más mayor se acercaba hacia él. Por algún motivo aquello no le inquietó, aquel niño sonreía de una forma que le tranquilizaba.

- Hola, ¿cómo te llamas?- Le preguntó el niño una vez hubo llegado a donde él estaba.

- Kane.

- Encantado, Kane. Yo soy Nowaki.- Le sonrió.- Eres nuevo aquí, ¿verdad?

- Sí. Llegué anoche.

- ¿Y todavía no conoces a nadie?- El menor negó con la cabeza y Nowaki le tendió la mano.- Ven, te voy a presentar a alguien.

Kane agarró la mano de aquel muchacho y se dejó guiar hasta uno de los bancos más alejados de aquel jardín. Allí se encontraba un niño con gafas que debía de ser de su edad. Estaba sentado leyendo un libro y no parecía importarle el hecho de estar solo.

- Satoru.- Le llamó Nowaki y el niño levantó la vista del libro.- Mira, él es Kane, es nuevo y no conoce a nadie. Kane, él es Satoru.

El InternadoWhere stories live. Discover now