Teach me / Enséñame (Studoc/2Doc AU)

Lantern lights - Letter 2.

Carta 2. Mayo 23.

Hoy fue tú cumpleaños, felicidades supongo.

Ya tienes 16.

Desde el día que te aleje de todo el mundo para tenerte cerca hemos estado haciendo nada por demasiado tiempo, tanto que parece que si.

Bebiendo hasta que no me sienta culpable por desearte tanto, sintiendo tu calidez tan cerca que casi se impregna a mi alma.

Lo siento por tener que hacerte esto, no podría estar bien conmigo si no estas junto a mi.

Stuart PoV

Habían pasado quizás cuatro días... o una semana, o una eternidad desde que me entregue a Murdoc por completo, fue una experiencia cercana a lo sublime y extrañamente yo seguía siendo el mismo.

Todo sigue igual excepto yo, creyendo que tengo el mundo entre mis manos, mientras mis pensamientos se deslizan de mi mente como agobiantes y sin importancia o como si no existieran. Al verlo a el sonreírme es más fácil seguirle el ritmo.

Se escucho un estruendo detrás del ultimo, uno tras otro, mi respiración esta agitada y mis piernas corren al ritmo de las suyas tratando de seguirlo con desesperación, he comido poco y pierdo energía con cada zancada, me duele la cabeza y me arden los pulmones pero no me detendré, las luces de los faros del vecindario alumbran de vez en cuando nuestras siluetas apresuradas que se deslizan por la noche en libertad.

Después de poco otro bote de basura cedió al suelo tras la patada de Murdoc, el se giraba a verme sonriendo, en una mano tenia Ron y en la otra sostenía la mía de rato en rato.

Quién diría que el mismo día que me disponía a olvidarte me volvería más cercano a ti de lo que nunca fui ni seré, en ese contacto único como lo es la primera vez que te vi desearme como nunca antes, que me hiciste tuyo y de nadie más. Esa noche dormí a tu lado, viendo tu semblante mientras la obscuridad se desvanecía de mis ojos, sin poder si quiera descansar, como si toda mi vida desde ese momento nunca volvería a hacerlo, mi corazón siempre latería al mismo ritmo, por ti.

Cuando abriste los ojos se encontraron con los míos, con la voz ronca y malhumorado me preguntabas si dormí, no podía mentirte.

Se que me dijiste que nos haríamos cargo de todo, pero no lo hicimos, no se ni en que día vivo, solo se que estoy feliz, no me cansaría nunca si estoy detrás de ti, mientras tu energía caótica remplaza mi falta de motivación... veo como destruyes el mundo y le pones tus propias riendas y en lo único que puedo pensar es que estoy contigo y no me hace falta nada, mientras te tenga entre mis brazos por las mañanas.

Un ultimo bote de basura cayo tras el impacto, la base de la botella de ron que sostenía miro al cielo por un par de segundos antes de ser lanzada hacia la banqueta y destruirse en pocos segundos, me tomo de nuevo la mano y me llevo esta vez a un callejón.

Sus labios se unieron con los míos, como suelen hacerlo con bastante frecuencia últimamente, tu mano aprieta mi barbilla acercándome a ti como si yo no lo hubiera hecho por mi mismo sin que si quiera me lo pidieras, puedo sentir la amargura en tus labios, y el aire el helado que escapa de tu nariz golpear la mía, mis brazos te envuelven por debajo de tu chamarra, con mis dedos gélidos acaricio tu espalda y me acerco a ti, al separarte me miras, tus ojos se deslizan entre cada parte de mi rostro mientras esbozas una sonrisa partida que trata de recuperar el aliento.

- ¿Te diviertes?.- me pregunto entonces, soltándome.

- Si.- le dije sin saber que responder, no se que tan divertido sea hacer lo que hemos hecho últimamente... solo se que me hace feliz, beber desde que suena el despertador hasta volver a ver el sol después de una atareada noche, pasear hasta quedarnos sin gasolina, alejarnos de todo ser viviente para encontrarnos a ambos en la cercanía de un beso mientras vandalizamos todo lo que vemos, reclamando la libertad de la que he carecido toda mi vida, dándole algo por que revocar al mundo a mi satánico amante.

Lo observe sacando un cigarro de su cajetilla, coloco uno entre mis labios y otro entre los suyos, encendió el suyo con su encendedor y el mío con la punta en combustión del suyo, sus ojos entrecerrados penetraban los míos para poco después dirigirse a mis labios.

Suspiro y con esto libero el humo que había inhalado.

- ¿Por qué mientes?.- me dijo mirándome con seriedad.

- Yo...

- ¿Echas de menos a alguien?.- me pregunto de nuevo interrumpiéndome.

- Pues ... no realmente, no quiero a nadie como a ti.- le dije sinceramente, sintiendo aquel agradable cosquilleo en mi estomago al ver su mirada de satisfacción, provocando un sonroje apoderarse de mis mejillas, en los pocos segundos de silencio me puse a pensar mejor en si realmente echaba de menos a alguien, quizás a mis padres, me controlaban, pero siempre quise creer que era por que me querían pese a su desinterés, ahora no podía volver, quería ahorrarme todas las explicaciones.

Quizá a mis amigos, pero no creo que ellos me extrañen, me toman como un desensibilizado y completamente loco tipo, que termino por hacer de las suyas, quedándose con quien percibían como alguien inestable.

No valía la pena volver.

- Siento alejarte de tú vida, es como si no pudiera aguantar que estés lejos.- me dijo mientras me observaba y a sus manos que estiraba nerviosamente.

Me acerque y lo abrace, puse mi mejilla sobre su pecho como ya me había acostumbrado, me concentre en como el ritmo de su corazón crecía con el tiempo, con las puntas de mis dedos acariciaba lentamente los lados de su cuerpo.

- No me importa.- le dije suavemente apretando mi agarre.- estoy bien aquí mismo.

El comenzó entonces a acariciar mi cabello, podía sentir como respiraba sobre este, me avergonzaba un poco, había pasado bastante tiempo sin una ducha, el también pero aun así olía bien.

- Hay una ultima cosa que quiero hacer en tú cumpleaños, algo distinto para que te diviertas.

- ¿y que sería eso?.- le dije sonriente separando mi rostro de su pecho para mirarlo.

- Una fiesta claro... ¿Qué es un cumpleaños sin una fiesta?.- me dijo guiñándome el ojo.

- ¿Una fiesta?.- dije extrañado.- Creí que no podías volver a las fiestas de tú banda por lo que paso... con David.

- Ni me lo recuerdes... ese cabronazo.- Murdoc se había vuelto mucho más expresivo con sus emociones últimamente.- pero... Jules dijo que podía volver si quería.

- De acuerdo.- le dije.- Pero... ¿si llegamos a encontrar a David no le haras daño verdad?.

- Hmmm... Depende...- Me tomo de la cintura y beso mi frente sonriendo.- Si no se entromete entre nosotros ... No lo hare.

- Vamos, me dijo tomando mi mano con suavidad y dirigiéndose a la salida de aquel callejón.