Sit down by your daddy.

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El hombre suspiró y al unísono el chico lo miró de reojo... ¿cuánto tiempo había pasado?, ¿por que esto se sentía tan eterno?, ¿por que ninguno de los dos hacía nada?, el peliazul estaba nervioso, por alguna razón, sin ningún tipo de distracción con la cual entretener a su mente se dio cuenta, al analizar la impulsividad con la que al ritmo de su respiración trataba de disimular, evidentes miradas al hombre que se encontraba a su lado.

Lo que lograba ver era sumamente intrigante, ¿que tiene de especial? La forma en la que respira lentamente, parpadea con delicadeza, mira hacia la nada, las bolsas debajo de sus ojos, su ceño fruncido, su cabello desordenado, su olor extrañamente agradable, ¿que mierda es esto?, se preguntaba el peliazul en nerviosismo, pero ya no más confusión y eso era aterrador, no podía ser cierto, el se mantenía estático, en su lugar, con los puños cerrados, mirando aparentemente a la nada, pero con el rabillo del ojo enfocado en el, el, el hombre al que había asumido mentalmente tras algo de conflicto y lindas excusas que quiso creer, que le gustaba lo que veía, lo que sentía, bastante... demonios, era atractivo, de esos que te hacen sentir mariposas al tan solo verlos y al sentir su aroma hacen que se te erice la piel, de esos con los que existe una química peligrosa.

La química suele ser mutua, no es ningún secreto, por que el hombre al sentir el aroma frutal que provenía del cabello del chico se estremeció, ¿por que es tan bueno?, sin pensarlo demasiado ya sabía exactamente lo que pasaba, ya había sentido una intensa atracción sexual por otra persona antes, usualmente esto no lleva a nada bueno, resumiéndose en una total dependencia y obsesión, en los casos en los que le había tocado sentirlo a el al menos, pero no... el, no podía aceptarlo, nunca se había ido al lado prohibido, ni siquiera lo conocía, nunca se había sentido así por alguien de su misma estructura genital, sea como sea, hombre, desde el nacimiento.
Era ¿inaceptable?, ¿asqueroso?, ¿nuevo?, confuso...

Lastimosamente la manera de pensar general de los humanos es solo la forma en la que se entrena al potencial del cerebro a ser reprimido y tener algo en lo que estar ocupado, acatar las normativas sociales, reglas, estigmas y tabues que surgieron literalmente de la nada, de hombres antigüisimos que tenían un aire de superioridad enorme y que la gente decidió aceptar, la incongruencia era tal que en el mismo mundo, mientras que en Grecia todos se daban por atrás y se miraba al hombre como la figura de la perfección, en la inquisición católica se quemaban vivas a las personas que sentían lo que el.

¿Tentador?, esa es la palabra perfecta para describirlo, por que al mirar su cuerpo tenía ese extraño impulso que solo había tenido hasta ahora por una que otra puta que estuviese bien de lo bueno, ahora, lo tenia con un chico delgado, pálido y evidentemente afeminado y sin restarle importancia, mucho más joven que el.

Hasta para el que se pasaba la moral por los huevos, era demasiado, un chico... no cualquier chico, un chico que complacía a la mirada, con extraña simpleza, con inusual conmoción, tan joven, habían terminado en el mismo sofa, 3 días después de haberse visto por primera vez.

Los pensamientos abrumaban a Murdoc, ni el se los quería creer, quería dejarlos en ideas que pasan por la cabeza y no realidades absolutas, como cuando se tiene un sueño erotico con alguien que ni si quiera te atrae, no pasa por alguna razón solo pasa.

Estiró su brazo y lo colocó detrás del respaldo del peliazul, rozando con su nuca, ese simple roce sacó a Stuart de la conformidad de sus terroríficos pensamientos y realizaciones, podía sentir el calor de la mano de Murdoc casi quemándole la piel del hombro, no paro de mirarlo, el no lo hacia, al contrario el no podía parar de hacerlo.

Subió sus puños a sus piernas y endureció la tensión de estos aún más, su corazón comenzó a palpitar rápido, más rápido de lo normal, demasiado rapido... extremadamente rápido, entonces se dio cuenta.

La cocaina...

Lo tomo por sorpresa el cercano recuerdo de que había inhalado una droga que ya había hecho efecto, su corazón estaba tan acelerado que sentía que se detendría, tenía miedo, estaba abrumado, comenzó a respirar agitadamente.

Entonces Murdoc escuchó esto y lo miro por fin, primero confundido, después dándose cuenta de lo que estaba pasando.

- ¡Satan!, era broma lo de morirse niño, trata de calmarte, te está dando un ataque de pánico, la coca acelera el pulso cardiaco si no te calmas te puede dar un paro, en serio.- dijo mientras se acercaba a el

Stuart lo miro, al darse cuenta de lo que pasaba y tras la advertencia de Murdoc las cosas no mejoraron, ahora si que estaba asustado

- Me voy a morir... mi corazón, y no puedo... respirar, decía el joven entre leves jadeos mientras miraba al techo.

Murdoc ya se había girado hacia el, con sus manos recorría el pecho de Stuart, tratando de sentir su acelerado corazón.

- Acuéstate, iré por agua y una cerveza... eso siempre funciona.- dijo mientras empujaba con suavidad el pecho de Stuart con su mano para que se acostara poco a poco.

El chico obedeció de inmediato y se recostó, colocó su brazo sobre su cabeza, al abrir los ojos sintió un golpe de pura energía, veía los colores más vivos, no sabía exactamente qué hacer, al mismo tiempo su pecho le pesaba por la droga, tenía un miedo intenso, no quería morir y al mismo tiempo por que se había dado cuenta de que le atraía aquel hombre, era innegable ahora.


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Teach me / Enséñame (Studoc/2Doc AU)Where stories live. Discover now