His Words.

262 32 7
                                    


Te conocí por un tiempo breve, en el cual mi vida parecía perder el rumbo, disolverse en una monotonía que destruye el alma, cuando llegaste tu de pronto mis ojos parecían ver los colores más vívidos, mis pies caminaban sin cansarse, mis pulmones se asfixiaban en un humo de romanticismo al recordarte en las gélidas noches en las que un cigarro se consumía lentamente entre mis dedos, en las que quería que me rodearas con tus brazos, en las que por pensar en cómo me movías el mundo, en cómo todo parecía tener sentido me arrebatabas el sueño y mi adormecimiento parecía dulce. Eso que había estado ausente en mi vida que creí que era insignificante y molesto resultó ser la más sublime sensación, te amo, no lo voy a negar, te conocí por un tiempo breve, en el cual no fue difícil para ti destrozarme el alma, manipularme como a un tigre de circo a tu antojo, esperando de vez en cuando uno que otro premio por mi admiración.

Es lo que sentir me causo, mas dolor en una existencia cuya predominante sensación ya lo era antes de ti.

Palabras que rara vez tenía ganas de implementar en oraciones las pensaba de repente al tratar de explicarme el dolor que me causaste, las clases de poesía a los 9, las de letras a los 11 quizás no habían sido en vano.

Aun así mi mente era torpe, en la comodidad de mi sufrimiento todo era más sencillo, pero al pensar en ti o tenerte cerca mi cerebro tiembla junto con el resto de mi, de pronto no puedo pensar y solo quiero estar contigo, no importa lo que pase, no importa ni mi familia ni si quiera yo importo, a quien engaño, nunca tuve amigos, estos chicos solo sentían pena por mi, David solo me seguía por que le resulté atractivo de alguna forma.

Estaba recostado en mi cama, no se desde hace cuanto, no me distraía ni mi celular, ni la música, ni mis revistas, ni ese cosquilleo de responsabilidad al ver cómo más y más tareas se iban apilando una sobre la otra, nada, envolvía mi cabeza entre mi almohada, daba vueltas de agonía, pensamientos intrusivos de malas memorias del pasado, creencias de que a nadie le importo, de que no valgo nada, no había extrañado esta sucia miseria, está constante batalla mental que me enflaquecía poco a poco, que me quitaba las ganas de seguir con mi vida... y ahora no iban a hacer más que empeorar.

Tome una bocanada de aire y me senté sobre mi cama, era casi de noche había pasado todo el día desde que llegue a casa en mi cama, primero llorando después pensando como escribiendo un monólogo en mi cabeza, culpando a Murdoc de que sea infeliz otra vez aunque siempre lo fui,
el solo era una distracción.

Me levante de mi cama y me fui a mi baño, mire ese reflejo que curvado y pálido se paraba frente a mi, mis ojos dejaban ver un blanco puro, mis clavículas parecían dos cuencas, mi cuello dejaba ver todas los nervios y venas que se alojaban allí, estaba hecho un cadaver, decidí afeitarme, siempre odie ese feo bigote a medio brotar, tome mi espuma y con un poco de agua la exparsi sobre mi mandíbula, con mi rastrillo afeité poco a poco, de nuevo y como casi siempre me corte, cerca de la nariz, tome uno de las banditas circulares que guardaba en el botiquín y me lo puse en la cortada, me enjuague la espuma, ya no me veía tan mal.

En otro intento por distraerme salí de mi habitación, como casi en ningún momento lo había hecho el fin de semana, a lo mejor eso era lo que me estaba comenzando a agobiar, baje lentamente las escaleras, la familiar luz de la televisión de nuestra sala impactaba sobre la escalera, mamá probablemente estaba mirando algo, no tenía hambre así que cuando termine de bajar la mire, en efecto allí estaba, sin mirarme, me acerqué con cautela y me senté junto a ella, pensé hace cuanto no le mostraba algo de afecto, si no encontraba algo de motivación probablemente no viviría por mucho más tiempo, pero quería demostrarle que, por más que me haya aplastado la individualidad como una cucaracha cuando era chico, por más que le pida ayuda emocional ella siga diciendo que los psicólogos son para los enfermos mentales... jaja, no quiero ni imaginar que ocurriría si supiera que me gusta alguien de mi mismo sexo probablemente me crucificaría ella misma... pese a todo, la quería, entonces puse mi brazo sobre sus hombros, el otro rodeándola por delante y la abracé, su cuerpo siempre emanaba una calidez, una calidez que no correspondía con quien realmente era, una calidez tan reconfortante que dibujaba sonrisas en mi rostro y sanaba dolores, su olor de siempre llenaba mis sentidos, me sentí tranquilo por un momento, cuando sentí su mano acariciar el brazo con la que la tenía rodeada sonreí.


Teach me / Enséñame (Studoc/2Doc AU)Where stories live. Discover now