O7

2.8K 424 31
                                    

Wei Wuxian se precipitó y casi cayó de bruces al suelo, sobre su trasero, cuando al transportarse al callejón de aquel pueblo, su postura fue incorrecta y su pie resbaló con una pequeña roca lisa en el suelo. Wei Wuxian casi hace el ridículo.

Suspirando aliviado, batió las túnicas azules con platino que estaba utilizando ese día, y peinó sus cabellos y la horquilla en la cima de su cabeza. Listo, salió del callejón con rumbo a la residencia donde le sería entregada su información.

Su buena apariencia siempre atraería la atención de cualquiera que le viera pasar, el aura que rodeaba su persona era imponente y daba ese aire de ser una persona con conexiones y de alto rango.

Y no estaban equivocados, sólo que él no era un mortal o simple cultivador como ellos.

Divisando la gran residencia a unos cuantos pasos, aligeró su andar.

Cuando estuvo frente a las puertas de hierro de aquella gran residencia, el guardia que estaba en la entrada se inclinó ante él cortésmente.

— El Mariscal y su alteza ya están esperándole dentro, por favor señor Wei —se hizo a un lado, abriéndole espacio para que esté se adentrará.

Wei Wuxian asintió en su dirección y se encaminó hacía adentro, observando a su alrededor las hermosas flores del jardín, aunque la mitad era hierva medicinal, la otra cuarta parte eran flores y diferentes plantas ornamentales.

A lo lejos el pelinegro escucho la fuerte risa de dos persona e inconscientemente el también sonrió ante ello.

Siempre que venía al Reino humano, el ambiente en esta gran residencia era muy tranquilo y divertido a la misma vez.

Atravesando las puertas principales que dan hacia un gran salón, sus orejas ocultas no pudieron mantenerse más y sus colas tampoco, chasqueando la lengua ante aquello siguió caminando.

Parece que la barrera impuesta por su amigo era realmente muy fuerte, tanto que ni él mismo pudo mantener su forma oculta.

Cruzando el pasillo, yendo siempre derecho, llegó por fin al patio trasero de la residencia Siheyuan y observó a sus únicos viejos conocidos, jugar con un pequeño quien corría tras su padre, y caía repetidas veces al suelo sin llorar.

— Oh~ pero que hermosa vista —se burló Wei Wuxian, alzando un poco el tono de su voz.

Ante aquel tono sarcástico ambos adultos se giraron para verle y el pequeño en los brazos de su padre imitó la acción de sus progenitores.

— Wei Wuxian, tiempo sin verte —el que utilizaba un cristal liuli saludo enérgicamente, incorporándose de la silla de bambú en donde yacía sentado.

Los ojos de Wei Wuxian se abrieron cuando vieron la figura de su viejo amigo.

— Tú... —sosegó su asombro y luego respiró profundo—. Ustedes dos si que no pierden el tiempo ¿eh?

Ambos adultos sonrieron ante aquello, no lo negaron pero tampoco asintieron.

Wei Wuxian acortó la distancia y se sentó en el banco de madera que estaba al lado de la silla de bambú, el hombre de cabellos castaños con el cristal liuli sobre su ojo derecho también se sentó nuevamente y acarició su enorme vientre.

— Hace mucho que no venías por aquí viejo amigo —Wei Wuxian rió bajito.

— Bueno ZiXi no esperaba que cuando volviera a visitarte, tú estarías nuevamente... ¿asi? —el nombrado ZiXi rió bajito y acarició su vientre enorme.

— Yo soy un hombre inocente, el único aquí corrupto caliente, que no dejaba mi sabana y mi cama en paz es tu menor, Chang Geng, regañalo a él no a mi —se quejo infantilmente y el otro hombre de nombre Chang Geng negó divertido.

El Demonio Y el Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora