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Lan WangJi tuvo otro sueño esa noche, pero no era como los sueños anteriores, era otro tipo de sueño.

En el, él estaba viendo algo a lo lejos, había una abismo bajo sus pies y no se podía distinguir nada bajo ellos, sólo se podía sentir la energía resentida que inundaba todo aquel extraño lugar.

En su sueño, había alguien a su lado, parece que ese alguien estaba diciendo algo pero... Él no pudo escuchar absolutamente nada, sólo podía ver cómo los labios de aquel extraño se movían y luego sonreían levemente.

Entonces, todo a su alrededor se volvía borroso y el único sentimiento que dejaba el sueño al despertar, era melancolía e impotencia.

WangJi se levantó lentamente de la cama, viendo su habitación, soltó un suspiró contenido. Salió de la comodidad de su cama y tomó las prendas para vestirse y salir.

Viéndose frente al espejo, un extraño sentimiento cruzo rápidamente por su memoria. Este tipo de sensación de Deja Vú, es como si ya hubiera hecho lo mismo. Aunque él no suele verse al espejo casi nunca, este sentimiento no despareció rápidamente.

Ignorándolo, WangJi se colocó la cinta correctamente y alisó sus túnicas, se puso el collar de jade que podía ocultar su presencia de dragón y salió de su habitación.

— Joven maestro, el joven maestro Xichen está esperándolo en el salón para desayunar —informo un joven, sus túnicas eran las de los sirvientes.

Aunque el clan no era tan extenso como antes, aún habían unos pocos humanos que fueron traídos por su padre, para que limpiaran todo e hicieran todos los deberes.

Su padre.

WangJi no puede evitar preguntarse cuando piensa salir de reclusión, ya tiene más de cincuenta  años de estar recluido.

— Hummm —fue lo único que respondió él.

Luego de unos minutos, ya estaban frente a las puertas del salón donde se desayunaba. WangJi abrió las puertas corredizas, su hermano ya estaba sentado esperándolo para comer.

— Vamos, come un poco antes de regresar —le sonrió Lan Huan.

....

Mientras tanto, Wei Wuxian quien estaba ahora a las afueras de un pueblo muy bullicioso, sacudio sus túnicas. Que, no tenían ni una mota de polvo pero que él, siempre sacudía por costumbre.

A lo lejos de podía escuchar a los vendedores gritar sus productos, la música en las tabernas y las miles de veces que provenían de todos lados. A lo lejos, había un gran castillo y cerca del castillo, había un hermoso templo.

Vaya, parece que mientras él estuvo disfrutando en el Reino humano, este Gege suyo, ya había construido otro templo para su amado.

— ¡Wow! Joven Wei, tiempo sin verlo por estos lados —alguien grito cuando lo vio caminando por aquella concurrida calle.

Wei Wuxian sonrió y asintió hacía el hombre con cabeza de cerdo, el espíritu de gallo a su lado no dijo nada cuando le vio, sólo le dio una mirada de desdén.

— ¡¡Pequeño gallo, sigo queriendo comer sopa de faisán!! —grito el demonio zorro.

— TÚ, ¡Pequeño bastardo, ya verás! —grito de vuelta el espíritu de gallo.

Wei Wuxian soltó una risotada. El espíritu de cerdo sólo negó y luego suspiro.

— Ve, ve, el señor te ha estado esperando. Se ha quejado mucho de que lo has dejado olvidado por mucho tiempo.

— tsk, tsk, sólo no he regresado en unos años... —murmuro.

— Cincuenta años, han sido cincuenta años Wei Wuxian —aquella voz vino de no muy lejos de donde el demonio zorro estaba.

El Demonio Y el Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora