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— A-Meng, A-Meng —un infante de no más de siete años llamó a su mayor amigo

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— A-Meng, A-Meng —un infante de no más de siete años llamó a su mayor amigo.

El pequeño de cabello largo y trenzado se giró para ver a su menor amigo correr hacía su dirección.

Impasible como siempre, espero a que su menor se acercará.

— Qué pasa, pequeño Bian-er? —aunque su voz sonase sería, la tenue sonrisa en su rostro demostraba lo contrario.

— Por qué hay tanta gente reunida en ese lugar? —señaló el pequeño, moviendo inconcenientemente su cola esponjada de izquierda a derecha, feliz.

— Parece que hay un nuevo cuenta cuentos en el pueblo —murmuro bajito el joven, moviendo ágilmente sus orejas blancas con negro, captando el sonido de las voces.

Los ojos cafés cobrizos del pequeño brillaron ante aquella mención, viendo ilusionado hacía aquel lugar repleto de personas aglomeradas, todas hablando y riendo, esperando la llegada del nuevo cuentas cuentos al pequeño puesto de teatro.

— Quieres ir? —pregunto el joven huzky, el pequeño lobo asintió ilusionado.

Tomando la mano del lobo, el husky se encaminó con su pequeño amigo hacía la multitud, no acercándose demasiado.

— ¡Silencio! ¡Silencio! ¡Por favor! —la voz de un anciano se escuchó fuertemente en todo ese lugar—. Guardemos silencio por favor, el joven maestro Rong estará aquí pronto.

La multitud de personas detuvieron su habla rápidamente, algunos ajustaron sus orejas, otros escondieron sus formas animales y sellaron sus labios.

Subían quien estaba en una esquina junto a su amigo MengMeng, también guardo silencio, ansioso por conocer a esa persona llamada Rong, el nuevo cuenta cuentos del pueblo.

No pasó mucho tiempo para que la puerta principal se abriera y las cortinas rojas se hicieran a un lado, mostrando el hermoso rostro joven de un hombre de quizás no más de veinte años, con vestimenta blanca con azul, un tocado hermoso y una horquilla plateada. De su cabello oscuro como la noche sobresalían dos frondosas orejas, más su cola había sido retraída para no obstaculizar su paso.

El joven de nombre Rong sonrió amablemente y tomó asiento grácilmente en aquel taburete, sus movimientos fueron prolijos y elegantes, con un toque de dulzura y carisma.

Todos aguardaron pacientemente, esperando por la historia del día.

— Buen día, gente de Belyal. Hoy tengo una historia que muy pocos conocen —comenzo a hablar el maestro de nombre Rong—. Esta historia se remonta a miles de años atrás, donde nuestros reinos no estaban fusionados, donde el Reino divino, el Reino demoníaco, y el Reino mortal estaban separados y regido por sus Reyes.

Los ojos de las oyentes se agrandaron ante aquello, habían algunos humanos mezclados que querían escuchar dicha historia, pues al ser simples humanos no tenían una vida muy larga como las bestias o demonios.

El Demonio Y el Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora