Capitulo cuatro

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"El silencio no es la ausencia de sonido sino de ruido. Sólo cuando paramos el torrente de pensamientos que nos bombardea, podemos escuchar esa voz que no surge de la cabeza, sino del corazón"

(Mario Puig)

Fluke lo desesperaba, más que cualquier otro novato, más que cualquier otra persona, no sabía cómo tratarlo, no parecían surtir efectos sus regaños, él parecía inmune a su mal humor, parecía distinto, fuerte, capaz de enfrentar cualquier reto que le pusieran, sin duda era alguien excepcional, alguien que..., apartó ese pensamiento de su mente mientras lo veía comer animadamente.

- ¿No tomas desayuno en casa? – Lo había llevado a desayunar en la estación de servicios, el lugar era concurrido, pero servían buen café.

- Solo tengo mucha hambre. – Le dijo.

- Tienes cinco minutos. – Le dijo, luego se levantó para ir al estacionamiento.

- La comida me saldrá por los ojos... - Dijo arrugando la frente y haciendo un puchero. – Debo comer bien..., ¿no quieres un pancito? – Preguntó estirándole un bocadillo.

- Solo date prisa.

Lo miró desde afuera, lo vio hablar con la camarera, ¿Qué demonios le podía estar diciendo para que ella tuviera esa cara?, luego lo vio levantarse y acomodarse el pelo tranquilamente mientras dejaba una generosa propina en la mesa, se despidió de ella con una sonrisa y salió del lugar.

- ¿Siempre eres tan amistoso con los desconocidos?

- ¿Amistoso?, solo se trata de tratar bien a las personas, nunca sabemos quien tiene un mal día. – Dijo comiendo una barrita de cereal.

- ¿Eso te importa? – Preguntó.

- Me importa. – Dijo. – Ella necesitaba ayuda.

- Eres extraño. – Abrió la puerta de la camioneta.

- Umm, eso ya me lo habían dicho antes. – Se encogió de hombros.

Condujo a la estación después de darle contacto a la vieja paloma, esa era la primera vez que esa camioneta encendía al primer intento y luego recordó que esa mañana ese chico había puesto sus manos en ella. En fin..., ya no analizaría que estaba pasando.

- ¿Qué tal en nuevo chico? – Peguntó Sam.

- Bien...

- ¿Solo bien?

- Si, solo bien... - Dijo, de pronto recordó el parche, lo observó, seguía ahí.

- Escuche que es hijo de un general... - Ohm se quedó en blanco, ¿no era hijo de un diplomático?

- Si..., ¿Qué importa eso? – Le preguntó al subinspector.

- Nada, lo digo, por que me llegaron rumores de la estación de tránsito, dicen que obligó al comisario a entregar los videos. – Ohm miró hacia donde Fluke estaba, él miraba los videos en compañía de Kit. Lo que le faltaba, ¿él estaba usando sus influencias?, eso explicaría muchas cosas. – La única manera de hacer cooperar a Alex sería que hubiera una orden superior. Fluke no tiene el rango, entonces solo su padre puede obligar a un comisario.

- ¡Demonios! – Gritó. Todos levantaron la cabeza en su dirección, pero Fluke fue el único que mantuvo su mirada en los videos.

- ¡Lo tenemos! – Dijo él. – Inspector, el sujeto del rent a car, está en este video. – Dijo fijando sus ojos castaños en los suyos.

NO ME OLVIDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora