Capítulo diecisiete

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"Si tienes que caminar cien pasos para llegar a mí, camina uno, yo caminare noventa y nueve por ti"

"Danns Vega"

Ohm aceleró a la vieja paloma, estaba a escasos cinco minutos de la casa, rogando para que él estuviera ahí, al llegar se bajó de la camioneta y corrió hasta donde estaba el equipo.

- Fluke debería estar en alguna de las habitaciones, consideremos un subterráneo. Podemos suponer que está en cama producto de las heridas en el atentado, también sabemos que el doctor Note Bridge está con él.

- Está bien, inspector.

- La prioridad es encontrar a Fluke, una vez que lo encuentren solo den aviso, que el equipo médico esté preparado. ¿Estamos de acuerdo?

- Estamos de acuerdo..., suerte a todos. – Dijo el jefe.

Ohm ajusto su chaleco antibalas y volvió a tratar de comunicarse con él, mientras avanzaban no podía dejar de tener miedo a lo que encontraría, lo más probable es que estuviera dormido, que lo mantuvieran sedado y era por eso que no contestara.

- ¿Bebé...?, ¿estás ahí?, no te vayas... quédate conmigo. – Pero no hubo respuesta.

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Ane Romano le acarició el pelo al chico que estaba acostado en la cama, él estaba en una especie de limbo, conectado a una maquina que le daba soporte, si no lo sacaba de ese lugar él moriría, esos idiotas no supieron hacer el trabajo, y por eso estaba en peligro, suponía que el detective Thitiwat ya tenia una pista de quien era Michen Ripiart, como fuera, ya no importaba, de todas maneras tarde o temprano eso iba a pasar.

- ¿Cómo sigue? – El doctor la miró con evidentes ganas de asesinarla.

- Mal, no creo que pase esta noche, señora...

- Ya he matado al tonto que te hizo esto Noo..., nadie más te hará daño. – Le dijo acariciándole la cabeza. Entonces notó la expresión en el rostro del médico.

- Piensa que estoy loca, ¿verdad?

- No lo pienso, señora, lo creo.

- Siempre me agradó tu sinceridad Note..., pero si no fuera por que sabes mucho sobre él, hace años que hubiese acabado contigo.

- Y yo nunca entendí esa obsesión que tienes con Noo.

- Míralo Note..., él es..., inteligente, tierno, yo le pondré el mundo a sus pies...

- Es un muchacho..., usted una anciana. – Le dijo sin miedo.

- ¿Crees que lo quiero para que sea mi hombre?, ¿eres idiota Note?, mira esta fotografía Note... - La foto, revelaba un niño pequeño, sus rasgos eran muy parecidos a los de Noo, pero no era él.

- ¿Quién es este niño?

- Mi hijo... - Dijo ella, y sus ojos se volvieron a Noo. – Noo, es mi hijo.

- ¡No es su hijo loca demente...!, ¡es hijo de Tul Pakorn y de Max Nattapol!, ¡es su hijo, no tuyo! – Le gritó, harto de todo eso.

- ¡Cierra la boca!, ¡es mío!, ¡nadie va a quitármelo!

Note pensó que esta vez definitivamente ella se había perdido, y no era para menos, cualquiera que conociera la historia de Ane Romano sentiría algo de compasión por ella, solo que era demasiado el daño que había infringido que era imposible para ella remediarse, además con el trascurso del tiempo iba perdiendo la razón, esa obsesión que tenia con Noo, solo por el parecido físico con su bebe asesinado cuando ella apenas era una adolescente.

NO ME OLVIDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora