Capítulo cinco

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"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrá tener"

(Mario Benedetti)

El pasado

El chico contemplaba desde lo alto de la torre como los niños jugaban en un parque cercano, el día prometía ser soleado, brillante y encantador, pero él no lo sentía de esa forma, tenía solo diez años, le apetecía jugar con otros niños, pero no era bienvenido, nunca sería bienvenido en ese mundo.

- ¿En qué piensas? – Le preguntó el hombre de la bata blanca.

- Debería llover, ¿no cree? – Contestó el muchacho.

- ¿Te gusta la lluvia? – Le gustaba.

- La lluvia calma la mente de las personas. – Dijo reflexivo. - ¿Cuándo vendrá papá? – Le peguntó el muchacho.

- Tú padre no vendrá. – Dijo el hombre. Pero lo que salió de su boca fue... - Pronto. Debes tener paciencia.

- ¡Mientes!, ¡papá no vendrá! – Le gritó.

- Lo siento, a veces me olvido de que puedes saber que estoy pensando.

- ¡No mientas!, ¡no me gusta que me mientas! – Le arrojó su reloj de Bob esponja, el mismo que su padre le compró cuando cumplió tres años.

- Lo siento, la gente a veces cree que mentir hace menos daño. – Dijo el hombre de bata blanca, pero el chico solo se sentó en la cama y lo miró con odio. – Te quedarás mucho tiempo con nosotros, ¿no te alegra? – Preguntó él.

- No se que es sentirse feliz, ¿puedo salir al parque? – Preguntó esperanzado.

- No puedes..., eres especial, si alguien te encuentra querrán lastimarte, ¿entiendes eso?

- Entiendo...

Crecía día a día, pero cada vez que preguntaba si podía salir, el hombre de la bata blanca siempre le contestaba que era peligroso, el chico lo entendía, por qué había veces sobre todo cuando era soleado, los pensamientos de las personas se escuchaban como un sonido ensordecer a su alrededor y sufría espantosos dolores de cabeza, la mayoría de las veces solo quería dormir, cuando escuchaba a las personas, no podía evitar sentirse triste.

- Algún día lo controlaras, si logras mantener tu mente ocupada, será más fácil.

- ¿Por qué cuando llueve no puedo escuchar lo que piensan? - ¿Por qué llovía tanto cuando estaba triste?

- Quizás sea porque a tu mente le gusta el sonido de la lluvia. Aun no lo sabemos, supongo que lo averiguaremos después. – Le explicó.

Era por eso por lo que vivían tan lejos de todo, porque no podía rodearse de gente sin que eso le provocara náuseas y cayera inconsciente, era la maldición de ser lo que era.

El presente

Todo le daba vueltas y tenía la sensación de estar viviendo una pesadilla, estaba recostado en la enfermería de la unidad, el doctor que los asesoraba le había indicado que descansara, que lo anterior solo se debió a una especie de agotamiento mental, Fluke no estaba en su cabeza, no podía escuchar sus pensamientos, ni él los suyos. ¡tranquilízate Ohm!, solo lo alucinaste.

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