FALLING (Ragoney)

15. Yo no contaba contigo

"Y apareciste de repente en mi vida
Y me gasté toda mi suerte en conocerte
Nunca pensé que encontraría una salida
Y te metiste en mi rutina
Cambiaste el orden de mis días"

—Yo no contaba contigo - Gemeliers

🎼🎼🎼

Agoney se despierta resacoso con la boca seca, los músculos pesados y un pinchazo insoportable y constante en la sien. Oh, espera, también hay caricias en la espalda. Medio dormido aún, voltea ligeramente la cabeza encontrándose así a Raoul delineando cuidadosamente con los dedos la anchura de sus hombros. El canario no recuerda realmente cómo llegó ahí, pero el rubio le sonríe y él no puede hacer otra cosa que corresponder el gesto.

—Buenos días —lo saluda el menor llevando su mano de los hombros a la cabeza para enredar sus dedos entre los bucles del contrario.

—Eso de buenos... 

—¿Cómo estás? —Pregunta en el tono más dulce posible el catalán.

—Hecho una mierda —confiesa el moreno girando por completo su cuerpo para quedar cara a cara al otro chico.

—¿Eso física o emocionalmente?

—Las dos —suelta en un suspiro Agoney.

—Normal... —Las caricias de Raoul no cesan en ningún momento, hecho que no pasa desapercibido para el tinerfeño—. ¿Qué recuerdas de ayer?

La pregunta del millón. El mayor resopla algo frustrado a la par que se revuelve entre las sábanas intentando rescatar el máximo número de recuerdos respecto a la noche anterior, pues es cierto que a partir de cierto punto no recuerda más que pinceladas.

—Me acuerdo de la pelea con Lucas —empieza a enumerar el canario dejando escapar un pequeño escalofrío ante la imagen de su novio reteniéndolo contra su voluntad antes de que él pudiera zafarse de un bofetón—, me acuerdo de huir y de sentirme tan agobiado porque no dejaba de notar el fantasma de su cuerpo contra el mío que decidí ponerme a beber como si no hubiera un mañana para olvidar. Recuerdo entrar en una especie de pub...

—Bien... ¿y? —Lo invita a seguir el rubio.

—Y a partir de ahí ya me cuesta más hilar las cosas —confiesa algo avergonzado el mayor—. Sé que te mandé audios, pero no recuerdo qué te decía...

"Que me querías, Agoney. Me decías que me querías".

—Desde ese momento, lo más reciente que tengo es estar aquí contigo llorando hasta quedarme dormido —concluye el coreógrafo con una mueca lastimera—. ¿Te conté la pelea?

—Sí —asiente Raoul recordando que le prometió al Agoney ebrio que le camuflaría un poco la realidad al despertar—, me dijiste que intentasteis arreglarlo pero volvió a emparanoiarse con los celos e hizo... en fin, ya sabes.

—Me da auténtico terror pensar en lo que podría haber hecho si no le hubiese soltado esa hostia, Raoul —confiesa en un llanto seco, pues ya derramó todas sus lagrimas anoche—. Nunca lo vi así de violento, desesperado, perdido...

—Mira, yo he intentado respetar tus sentimientos y tus decisiones todo lo que he podido y más, pero ya está bien —sentencia el catalán atreviéndose a poner las cartas sobre la mesa—. Tienes que salir de ahí pero ya, Ago. Tienes puto miedo de volver a verle porque se pasó tres pueblos y medio. Si ahora le dejas explicarse y te cuela una de sus mentiras, lo perdonarás y si lo perdonas después de lo que hizo le darás vía libre para que lo haga cuando quiera. Siento mucho si estoy siendo muy duro, pero creo que te mereces una opinión sincera.