28. I'm not the only one

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"You and me we made a vow
For better or for worse
I can't believe you let me down
But the proof is in the way it hurts
For months on end I've had my doubts
Denying every tear
I wish this would be over now
But I know that I still need you here"

I'm not the only one - Sam Smith

🎼🎼🎼

Despierta de forma brusca, boqueando en busca de aire. Su pecho se hincha y deshincha con brusquedad a la par que un sudor frío recorre su espalda. Un escalofrío que surge de lo más hondo de su alma le sacude todo el cuerpo, despertándolo de golpe y causando el mismo efecto en Agoney, que descansa a su lado.

El canario tarda unos segundos en ubicarse, pero es ver a Raoul incorporado en la cama con la cabeza entre las manos y sabe lo que ocurre. Otra pesadilla. Hace ya casi un par de semanas de la agresión y los ataques de pánico nocturnos cada vez son menos frecuentes, pero a Agoney le sigue partiendo el alma como el primer día ver a su novio pasarlo tan mal por el fantasma de unos descerebrados.

El moreno ha aprendido que debe hacer saber al contrario que está con él muy poco a poco, pues no sería la primera vez que se lanza a consolarlo y recibe un empujón de un rubio bastante asustado. Así que empieza posando la mano en el hombro contrario con cuidado. En cuanto ve que el gesto es bien acogido por el catalán, la desplaza a lo largo de la espalda y el brazo del menor, acariciándolo con todo el mimo que es capaz de reunir.

Raoul solloza al sentirse débil en brazos de su pareja.

—Eh, mi amor, ya pasó —susurra el tinerfeño antes de dejar un cálido beso en la mejilla del menor—. Fue solo una pesadilla, ya está.

—Hacía días que no me pasaba, Agoney —maldice entre lágrimas el catalán.

—Si no recuerdo mal, fuiste tú quien me dijo a mí que las recaídas no me hacen menos fuerte —esboza media sonrisa el moreno—. Lo importante es que poco a poco están desapareciendo, tanto las heridas externas como las internas, no te castigues por esto.

—Es que me da rabia —empieza a llorar el menor—, porque me quedo sin aire y me agobio, entonces empiezo a hacer movimientos bruscos y te despierto... Yo no quiero molestarte.

—Quítate eso de la cabeza ya porque no me molestas —insiste Agoney envolviéndole con los brazos para abrazarlo con fuerza—. Y déjate cuidar, anda, que se supone que yo tenía que aprender a quererme y tú a dejar de querer ser un superhéroe.

—Tienes razón, perdón —se sorbe la nariz.

—Y ahora ven aquí y vuélvete a dormir, porfa —pide el tinerfeño dejándose caer sobre el colchón y abriendo los brazos para invitar a su novio a acomodarse sobre él, cosa que el rubio termina haciendo—. Mañana es un día intensito, que son los últimos ensayos antes del recital, y tenemos que ir descansados.

—Es verdad —cede Raoul cerrando los ojos, calmándose sólo al posar la cabeza en el pecho del contrario y sentir los latidos de su corazón, pausados, tranquilos, invitando a los propios a seguir su ritmo—. Tengo muchas ganas de bailar contigo en el teatro.

—¿Sí? —Pregunta el mayor de la pareja mordiéndose la sonrisa ante la confesión de su chico.

—Sí —asiente haciendo rozar su mejilla contra el pecho del moreno, cubierto por su camiseta del pijama—. Es como un grito de guerra después de lo que esos capullos me hicieron. Es como decirle al mundo que estoy aquí, que soy esto y, por mucho que lo intenten, no van a conseguir que tenga miedo.

FALLING (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora