24. 11 Razones

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"Dices que quieres volver
Dices: No lo vuelvo a hacer
Eres tan bueno al hablar y tan malo para amar
No me vuelves a engañar

Porque para mí, tú eres un error
Porque no voy a extrañar
Porque hoy ya entendí que yo necesito más
Once razones para olvidar"

—11 razones - Aitana

🎼🎼🎼

—Menudo puto cuadro.

Después de sobrevivir a una intensa jornada con los pequeños del colegio, Raoul recibe una llamada de Lydia para comunicarle que no la espere en casa en toda la tarde. Al preguntar por los motivos, la chica ha empezado a relatarle con pelos y señales la historia del monstruito que le está dificultando las prácticas y de verdad que el rubio agradece el hecho de que le haya tocado una clase poco problemática.

Resulta que el niño en cuestión viene de una familia algo complicada. Su amiga le ha contado que los padres de la criatura no solo están en vía de divorcio y se llevan a matar sino que encima tienen dos años menos que el propio Raoul. Por lo que, si al catalán no le fallan los calculos que podría ser perfectamente porque las matemáticas no son su fuerte, los padres del crío no sólo tienen veintiún años sino que encima tuvieron al niño a los diecisiete, pues la clase de Lydia es un año mayor que la del rubio.

—Ya, tío... —Se lamenta su amiga. Su voz suena agotada, Raoul desearía estar con ella para darle un buen abrazo, de esos que sanan—. Encima la reunión con la madre fue un desastre. Empecé a comentarle todo lo que hacía su hijo y ella sólo se dedicó a poner a parir al otro. No sirvió de nada, por eso hoy he quedado con el padre a ver si por ahí hay suerte y a este le importa más el crío que a ella.

—Ufff es que asusta, ¿eh? —Comenta el chico soltando un suspiro—. Que tienen dos años menos que nosotros, tía. Es que cuando nosotros estábamos en segundo de carrera, esa chica estaba en segundo de bachillerato y pariendo. Es heavy.

—Ya lo sé, pero no por ello pueden malcriar al niño de ese modo —razona frustrada la mayor—. Sé que no es fácil, pero ya que lo han tenido, que se responsabilicen de él y se comprometan con su educación.

—Yo no sé cómo lo haría —suelta algo temeroso Raoul ante el panorama que se ha imaginado—. Aun teniendo una carrera dedicada a la educación de los niños y gustándome éstos, no sé si con mi edad, y mucho menos con la suya, sabría criar a un hijo.

—Bueno, pero tú tendrías a Súper Agoney al lado para ayudarte —contraataca Lydia intentando picar a su amigo—. Seríais los papás más cucos del universo.

—Cómemela, gilipollas —ríe el rubio sintiendo como empiezan a subirle los colores.

—Eso se lo dejo a tu novio, cariño.

—Que no somos novios... —Resopla frustrado, pues desde que le contó a su amiga la cena en familia a la que invitó al canario, la chica no deja de referirse a ellos como tal. Raoul no sabe si le molesta más que su amiga afirme que son pareja o que realmente aún no lo sean.

—A tu hermano no le dijiste lo mismo —se muerde la sonrisa ella conteniendo las ganas de carcajearse del contrario.

—Oye, ¿cómo coño hemos acabado hablando de mis mierdas? No te escabullas, la que estaba pringando aquí eras tú —intenta retomar el tema inicial el chico.

—Uy, se me hace tarde, cielo, nos vemos a la noche.

—Me caes fatal.

—En tus sueños.

FALLING (Ragoney)Where stories live. Discover now