Lern Jergi

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Lauren

Mi amistad con Camila había avanzado bastante desde aquel fin de semana, no obstante, yo optaba por no reconocer nuestro beso o al menos, continuar calificándolo como un disparatado desafío impuesto por la maniática de Verónica, a quien hoy comenzaba a odiar un poco por volver a insistir en ese asunto vetado por mí en público. Dinah siempre había sido una buena amiga, aunque últimamente hubiésemos estado alejadas por nuestras responsabilidades escolares. Mi fastidio con Vero no era por haber intentado decirle aquello a la rubia; se debía al singular miedo de aceptar cuánto había disfrutado del beso.

Los pasos apresurados de la cubana resonaban en la acera, tratando de igualar mi ritmo. Hoy ninguno de nuestros padres pudo pasar a recogernos, así que debíamos ir caminando hasta nuestras respectivas casas. Shawn decidió quedarse en el Instituto porque tenía algo que preparar y, si mi instinto no fallaba, era ultimar los detalles de su tan deseada cita con Camila. Estuvo hablando conmigo de sus intenciones con la latina. Yo escuché sus incesantes discursos de cuán extraordinaria era la chica con un nudo en mi garganta, mientras batallaba por contener las lágrimas. Él era mi mejor amigo y debía apoyarlo sin importar mis sentimientos. Por eso me reprendí internamente al volver a actuar distante con Camila. Ella no tiene la culpa. Me repetía como un mantra personal para contener mis iracundos celos. Tomé una larga respiración antes de iniciar una conversación superficial.

- ¿Qué opinas de Dinah? – Era el mejor tema para no incitar actitudes posesivas de mi parte.

- Creo que es una persona de emociones intensas y eso…

- ¿Te abruma? – Pregunté divertida. Sabía que la polinesia podía ser un tanto apasionada en su trato hacia los demás y que no todos apreciaban la invasión sentimental protagonizada por ella.

- Para nada, de hecho, me encanta. – Respondió emocionada. – Yo también suelo obsesionarme con las personas o explotar de alegría cuando conozco gente nueva. Soy una fangirl en toda regla.

- O sea, que amas a las personas en general.

- Exacto. – Volvimos a caer en un incómodo silencio.

- ¿Cómo está Sofi? – Intenté salvarnos de aquella embarazosa situación. – Escuché a mi papá hablando con el tuyo sobre una futura cena.

- Mi hermana está feliz de tener una nueva amiga: Elo. Y no tengo la menor idea de qué planean esos dos. – Hizo una pausa para mirarme con sus orbes chocolates. – ¿Puedo hacerte una pregunta, Lo? – Asentí afirmativamente. – ¿Shawn ha salido con muchas chicas?

¿En serio, Cabello? Yo intentando eliminar al canadiense de nuestra interacción para ahorrarme un trago amargo o para no hacerla sentir mal con mi carácter irascible y ella preguntaba aquello. Mi nada cuerdo corazón imploraba por decirle que yo estaba enamorada de él; que no asistiera a ese encuentro nocturno por respeto al afecto que empezaba a sentir por ella; que encontraría más pretendientes, ninguno al nivel de Shawn, pero sí lo suficientemente buenos para borrarlo de sus intereses románticos. Sin embargo, mi centrada consciencia se interpuso y nuevamente deseché mi felicidad para mantener al castaño como mi mejor amigo y no herir a la vulnerable petisa que me analizaba con ojos ilusionados. Le daría el placer de degustar la fantasía de adolescente enamorada, o lo que sea que ella sintiera por él, y la confianza sobre sí misma que no poseía. ¿Cómo una persona tan bella puede sentirse insegura de su primor? Para mí, todos los cuerpos eran hermosos a su manera: con sus cicatrices e imperfecciones, con las historias no contadas, con la singularidad de un alma rota capaz de amar como la primera vez.

- Sí, ha tenido algunas aventuras sin mucha importancia, pero ninguna tan guapa como tú. – Sus mejillas se tiñeron de carmesí.

- Gracias, Lolo. – Murmuró demasiado avergonzada.

¿Ella o Yo?Where stories live. Discover now