"Bad Kind Of Butterflies" II

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*Canción Sugerida*
The Hills - The Weeknd

Tres pares de ojos se encontraban intermitentemente en un diálogo silente. Dos de ellos conocían el final de aquella velada, sin embargo, los profundos pozos marrones gritaban por conocer cuál era el misterio develado en el ambiente. Ella sonrió maliciosa, él le correspondió con un asentimiento. La petisa tembló al notar la cercanía de la otra chica, que posó una mano en su muslo cubierto por la sedosa tela del vestido negro, deslizándola hacia el abierto escote de la espalda. Las facciones del chico se llenaron de lujuria cuando ella depositó un beso húmedo en el moreno cuello.

- Estás muy callada, Camz. – Susurró con sorna.

- Ni siquiera saludaste a Laur. – Intervino él. – ¿Te pasa algo, bebé?

- Y-yo. – Aclaró su garganta para despejar un poco los nervios. – Estoy bien.

- Adoro esa canción. – Ella se puso de pie, tendiéndole una mano a la otra adolescente.

- No vas a negarle un baile a Laur, ¿o sí?

Negó, tomando la mano de manera dubitativa. Ella la llevó hacia la pista de baile sin eliminar la unión de ambas. El ritmo era sensual y con una letra muy explícita. El hacinamiento las obligó a pegar más sus cuerpos hasta el punto que la pierna de ella rozaba su centro malévolamente. Con cada movimiento sentía cómo se acrecentaba el calor en su interior, sin embargo, intentó alejarse. La tenía asida con tanta posesividad que su intento de huida acabó convirtiéndose en un delicioso choque contra aquella extremidad.

- No huyas del placer, Camila.

El erotismo marcado en la voz le acarició su mejilla derecha como una suave brisa veraniega, que refrescaba y dejaba ardiente a la vez. Cerró los ojos, apreciando el sexy movimiento de caderas que protagonizaba la ojiverde.

- Si supieras todo lo que quiero hacerte, Camz. – Mordió el lóbulo de la oreja, dándole un digno espectáculo a la persona que las observaba desde la mesa. – Va a ser arte: besarte, tocarte, acariciarte, amarte… – Enumeró, girándola para encajar su centro contra el jugoso trasero.

- Lauren. – Jadeó desesperada.

- Hora de irnos.

Salieron de la discoteca, seguidas por él. Montaron en la Range Rover negra del chico, que no habló en el recorrido hacia las afueras de la ciudad. La latina sabía que se adentraba a terreno arriesgado, sin embargo, la descabellada idea de un trío parecía ser la solución a su dilema. Dio un pequeño respingo cuando sintió unos aventureros dedos recorriendo su intimidad por sobre la prenda de vestir. El canadiense buscó algo en el desocupado asiento del copiloto, tendiéndoles una bolsa de papel.

- Cámbiense. – Ordenó sin apartar la vista de la carretera.

Los pechos de ella quedaron expuestos al deshacerse del vestido con total normalidad bajo la mirada de ambos. Terminó colocándose unos pantalones negros y una blusa que dejaba entrever su tonificado abdomen. Yo también sé jugar. Pensó la petisa, quitándose su elegante prenda con algo de dificultad, no obstante, también eliminó la ropa interior. Los otros dos quedaron boquiabiertos por la imagen mostrada: Camila desnuda completamente mientras pellizcaba sus erectos pezones con fingida inocencia.

- No llegamos, Laur. – Habló con voz pastosa.

- Tú sólo acelera. Necesita más alcohol. – Se mordió el labio inferior. – Si con un poco de vodka está así, no quiero imaginarla con tres copas más.

La chica se cambió bajo el atento escrutinio de la morena, que parecía una bestia en cautiverio. En cualquier momento le saltaba arriba hasta poseerla salvajemente. Los neumáticos derraparon en el asfalto por el repentino frenazo que había dado el castaño. Se bajaron del auto para quedar en la entrada de lo que parecía ser un bar clandestino. La que dio el paso al frente fue la mayor de los tres.

¿Ella o Yo?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt