¿Ella o Yo?

Holidays' Trip

Lauren

Miedo. La principal razón por la cual abandoné a Camila después de uno de los momentos más emotivos de mis dieciséis años. ¿Cómo hacerles frente a los sentimientos que comenzaba a desarrollar por la menor? ¿Cómo aceptar para mí misma que me estaba enamorando de ella, una chica? ¿Cómo explicarle a los demás que me gustaba sobremanera la novia de mi mejor amigo? ¿Cómo dejar atrás lo que estuve sintiendo por él durante tres años? Si lastimarla ahora era la vía para ahorrarle un corazón roto en el futuro o evitar dramas innecesarios, pues la apartaría de mí con un inmaduro remedio: la ignorancia. Actuaría delante de ella como si nunca hubiese sucedido nada entre nosotras, como si mi corazón no se alocara por pensarla, como si fuese sencillo interactuar con el resto de mis amigos pero tener que evitarla. La verdad era que me estaba matando de a poco.

Navidad estaba a la vuelta de la esquina, lo que significaban dos semanas de vacaciones, mucho chocolate caliente, reuniones familiares y regalos excesivos. Yo continuaba con mi farsa de indiferencia, sin embargo, cada vez que podía analizaba a Camila. Ella me hizo más fácil mi tarea, pues no vino a reclamarme por qué me había marchado o por qué la estaba tratando tan superfluamente. Para qué iba a mentirles: seguía preciosa. Aunque no sonreía muy a menudo, ni sus chistes inundaban a nuestro grupo. El cambio que noté fue su mayor apego a Shawn y la molestia cuando yo pasaba demasiado tiempo al lado de él. Por otra parte, el canadiense volvió a reforzar su amistad conmigo, sin embargo, si estábamos a solas, la tensión sexual aumentaba. Lo sabía por la forma en que miraba mis labios o el cambio sutil de su postura.

- ¿Estás ocupada, Lo? – Mi hermano asomó la mitad de su cuerpo por el marco de la puerta de mi habitación.

- ¿Qué quieres, perdedor? – Intenté molestarlo, él sólo sonrió divertido. – Ven, siéntate.

- ¿Ya preparaste tu maleta? – Preguntó con curiosidad, antes de tirarse a mi lado en el colchón. Chris llegaba a ser un dolor de cabeza a veces, pero lo quería demasiado.

- Todo lo necesario para un viaje de cinco días. – Dije mientras acariciaba su melena castaña. – Viniste aquí por ayuda, ¿cierto?

- Me ofende que pienses así de mí, hermanita. ¿A caso tengo que venir a ver a mi hermosa hermana mayor para pedirle un favor? – Habló sarcástico.

- Pues sí.

- Me atrapaste, Lolo. Pero también quería decirte que puedes contar siempre conmigo.

- Ok. – Alcé una ceja, un tanto escéptica por aquella confesión. – ¿Hay algo más que quieras contarme? ¿Te enlistarás al ejército o tienes una novia escondida con la cual te escaparás a Las Vegas para contraer matrimonio?

- No, no. Nada de eso, dramática. – Se rio sonoramente. – Quería asegurarme de que estarás bien con todo esto del viaje.

- ¿Por qué no lo estaría? – Pregunté un tanto a la defensiva.

- Ya sabes, Shawn y Camila irán…

- ¿Eso en qué me afecta? – Por mucho que tratara de ocultarlo, la mención de la latina siempre me alteraba.

- No soy tonto, Lauren. Sé que te gusta Shawn desde hace varios años y que algo sucedió entre Mila y tú. – Abrí tanto mis ojos que podrían haberse salido de mis órbitas, de seguro. – Se te caía la baba por él, y cuando llegó Camila, comenzaste a actuar raro cerca de ella. Además de que la vez que ella se quedó a dormir no fueron muy silenciosas que digamos.

- ¡Chris! – Chillé avergonzada. – Ese día no pasó nada.

- Lauren, por favor, nuestras habitaciones están separadas por una pared que tiene a penas diez centímetros de grosor.