1.

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Lo dije.

Dije que deseaba que el día fuera soleado.

Lo dije.

¿Y qué pasó?

Pues que estaba nublado. De nuevo el cielo estaba encapotado y cubierto de nubes grises y negras.

- ¿Enserio quieres salir con el tiempo así? - pregunté desganado desde la cama a Zi Yi quien se ponía las botas de senderismo.

- Sí. Venga, levántate y vístete - me tiró una camiseta de mi bolsa a la cara.

- Estoy calentito aquí. ¿No podemos caminar mejor mañana? - hice un puchero. Soy muy infatil a veces sobre todo cuando no quiero hacer algo.

- No. Quiero ver la cascada hoy. Así que mueve el culo o te saco a rastras del cuarto.

- Podrías decir "por favor" - me incorporé en el colchón.

- Por favor, mueve el culo o te saco a rastras de la habitación. ¿Mejor?

- Agresiva.

- Miedica. Te espero abajo desayunando. Quiero verte en diez minutos como máximo o te dejo aquí solo.

- No lo harás.

- Ponme a prueba - se marchó cerrando fuertemente la puerta.

- ¡Bruta!

Mis párpados y mi cuerpo en general pesaban como nunca. Hasta un elefante se sentiría más ligero que yo. Mis ganas de levantarme eran nulas. Mis ganas de caminar, nulas. Mis ganas de quedarme solo mientras Zi Yi paseaba por ese bosque, nulas también.

Salí de entre las mantas marrones que me resguardaron del frío toda la noche y me obligué a vestirme.

No entendía la paranoia que se había montado en la cabeza de mi amiga. Llevaba días hablando de esa maldita cascada. Que si cascada eso, que si cascada lo otro. Cascadas se ven en cualquier parte. Bueno, no en todas, pero se entiende lo que quiero decir.

¿Que tenía de especial aquella? Ni siquiera era un destino turístico mundialmente conocido como Las Cataratas del Niagara.

Bajé las escaleras hasta el primer piso. No había nadie salvo Zi Yi terminando un café con leche y un dulce.

- ¿Soy yo o esto cada vez está más inhóspito?

- Bieen, ha venido su majestad - aplaudió. - Desayuna rápido que nos vamos - me dejó un bollo encima de la mesa y fue hacia la máquina de cafés para hacerme uno.

No solo tuve que levantarme corriendo, sino que también desayunar como si no hubiera comido en años.

Mi primera expedición estaba a la vuelta de la esquina y creí que me sentiría más animado, pero no.

                            ☾︎❦︎☽︎                                                                                                Árboles, árboles y más árboles. Anda mira un arbusto, y otro árbol.

Me aburría un montonazo, ya ni escuchar música me animaba. Solo seguía a mi amiga quien intentaba localizarse en un mapa que descargó de Internet antes de venir.

- Admite que nos hemos perdido.

- No lo estamos. Lo ves, hay que seguir este camino.

- Zi Yi, llevas media hora mirando el mapa al revés - lo cogí y le di la vuelta.

- Ah. Entonces volvamos hacia atrás.

- ¿Qué atrás? ¿Hacia ese lado o hacia el otro? Todo es igual.

𝐸𝐿 𝐶𝑂𝑁𝐷𝐸 𝑍𝐻𝐴𝑁 (𝒁𝑯𝑨𝑵𝒀𝑰) /FinalizadaOnde histórias criam vida. Descubra agora