21.

937 177 38
                                    

𝕳𝖚 𝕬𝖓 𝕶𝖊 (1390)

- ¡A-Zhan! ¡A-Cheng! - los llamaba pero no recibía ninguna respuesta.

Llevaba buscándolos un buen rato, miré en todas las estancias pero ni aún así aparecían. Si estuvieran cerca ya me habrían escuchado estaba segura de eso.

Bajé al primer piso continuando con mis intentos y fue cuando llegué al comedor cuando vi el primer rostro conocido.

- Señor Hao.

- ¿Sí? - elevó su vista del libro que leía.

- ¿Ha visto a Zhan y Cheng? Quiero preguntarles algo.

- Ah, sí. Están en el patio delantero, dentro de poco saldremos a cazar y le está explicando algunas cosas a Zhan ya que lleva mucho tiempo sin acompañarnos.

- Nunca me ha dicho porque él no iba. Además... tampoco lo he visto beber sangre nunca.

- Hay dos causas para ello: una que impuse yo y otra que se impuso él. Lo que ocurre es que me preocupa y por eso quiero que venga esta vez.

- Mm.

- ¿Quieres venir con nosotros? Así podrás preguntarles por el camino.

- No sé si me gustará ir - hice una mueca.

Nunca he ido o participado en una caza, en mi casa siempre nos ponen la comida por delante. Mi padre dice que los primeriors somos diferentes y que no debemos ser monstruos como el resto de clases, pero yo no creo que sean bestias. Nosotros tenemos una posición alta y bastante fuerza, por eso podemos permitirnos tener subordinados que nos atiendan pero el resto no. De todas formas de los únicos sirvientes que tenemos en el castillo solo me llevo bien con mi Nana, siento que los demás sólo me vigilan por petición de mi padre.

- Bueno, si no quieres...

- Iré.

No pensaba dejarme influenciar por las palabras de mi progenitor, quizás es divertido y, si no lo es, pues al menos habré probado algo nuevo.

- Entonces salgamos, pronto será medianoche.

Abandoné la vivienda junto al señor y no muy lejos observamos a Zhan y Cheng sentados en la fuente del patio conversando.

- No tengo ganas de ir - se quejó el mayor de ellos.

- Hermano, no pasará nada. Si el señor Hao cree que puedes hacerlo, lo harás.

- No estoy tan seguro.

- Yo nunca tomo una decisión sin pensarla antes - dijo el hombre a mi lado provocando que ambos se girasen.

- Señor - saludaron.

- ¿Estáis listos para marcharnos?

- Sí.

- Pues vamos.

Durante todo el paseo estuve haciéndoles preguntas a los dos hermanos los cuales sentía como si fueran mi familia. Ellos me consideraban como su hermana pequeña y ya me habían contado su fatídica historia. Me gustaba que vieran en mí a esa niña que no conocía pero que ocupé su lugar sin darme apenas cuenta.

- Escuchad - nos advirtió.

Agudizamos el oído y los tres asintieron murmurando la palabra "venado", pero yo no escuché eso. Mientras ellos siguieron hacia adelante yo me centré más en un leve sonido que casi era opacado por el del animal de grandes cuernos que caminaba por algún lado.

Me separé y me dirigí adónde creí que provenía el ruido que identifiqué como alguna especie de quejido débil. Cada vez lo oía más y más fuerte hasta que supe que alguien respiraba entrecortadamente no muy lejos de mi posición.

𝐸𝐿 𝐶𝑂𝑁𝐷𝐸 𝑍𝐻𝐴𝑁 (𝒁𝑯𝑨𝑵𝒀𝑰) /FinalizadaWhere stories live. Discover now