10.

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𝖅𝖍𝖆𝖓 (1375)

- ¡Soltadme! ¡Soltadme!

Luchaba con todas mis fuerzas contra los soldados que me tenían retenido. Por mucho que corrí al final me capturaron.

Mi cabeza daba vueltas debido al golpe que me dieron en la frente. La sangre bajaba desde la herida sobrepasando la barrera de mis cejas y pestañas y llegando a mi ojo.

Me torturarían y luego me matarían dejándome en el suelo para que me comiera cualquier animal del bosque. El destino ya estaba escrito pero me alegraba de que al menos Cheng siguiera con vida.

- Te cortaré los dedos uno por uno - me amenazó uno de los hombres con una daga puesta en mi cuello.

- No, mejor arráncale los ojos y dáselos de comer a los cuervos - sugirió otro.

- ¿Y por qué no mejor hacéis lo que sea ya y me matáis de una vez? - la ira era notable en mi voz.

- No tengas tanta prisa - me abofeteó la cara. - Un traidor merece morir lentamente, es el mandato de nuestro emperador.

Uno de los hombres se me quedó mirando fijamente, su mirada me daba repulsión y asco.

- Mejor - se adelantó con la mano en alto para llamar la atención. - Arranquémosle los brazos y las piernas y dejémosle desangrarse poco a poco.

- No es tu estilo, sueles demacrarlos antes.

- Lo sé... - se tocó la barbilla - ... pero su cara es demasiado bonita para cortarle la nariz y las orejas y sacarle los ojos.

- Sea lo que sea que me hagáis hacedlo ya.

El soldado que tenía delante apretó más el filo contra mi piel y gruñó.

- ¡Cállate!

- Si voy a morir déjame hablar al menos - contesté.

- ¡Maldito!

Iba a volver a golpearme cuando una sombra apareció de repente y lo empujó alejándolo de mí. No me hacía falta mirar para saber quién era.

- ¡Corre!

Ambos nos escapamos de nuevo seguidos por ellos. El bosque comenzaba a estar muy oscuro y solo podía ver unos cuantos metros más allá de mí.

- Te dije que te fueras.

- No pienso dejarte.

- A-Cheng.

- No repliques más.

Nos escondimos entre los árboles y arbustos para despistar a la guardia, si las fuerzas y la velocidad iban en nuestra contra, por lo menos el ingenio nos tendría que dar ventaja. Rezaba por ello.

- A-Cheng - susurré. - ¿Los ves?

- No.

Mi hermano asomó su cabeza hacia la derecha para mirar si estaban detrás de nosotros ya que no se escuchaba nada y me indicó que no había nadie.

- Siga... - no me dio tiempo a terminar cuando una figura apareció al lado de Cheng y le atravesó con su espada. - A-Cheng... ¡A-Cheng!

Corrí hasta él en el momento en el que su cuerpo caía y su boca se llenaba de sangre.

- No... no... Te pondrás bien... Lo harás... - la impresión no me dejaba derramar ninguna lágrima.

- A-Zhan...

- No... no hables. Te pondrás bien... te dije que te protegería.

Sus ojos me miraron una vez más hasta que sus párpados bajaron.

𝐸𝐿 𝐶𝑂𝑁𝐷𝐸 𝑍𝐻𝐴𝑁 (𝒁𝑯𝑨𝑵𝒀𝑰) /FinalizadaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang