2.

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Esa mansión estaba rodeada por una verja bastante alta, aunque pudimos escalarla con facilidad.

Hubiéramos cometido allanamiento de morada si viviese alguien allí, pero obviamente estaba deshabitada. El jardín estaba muy descuidado y la fachada había perdido toda su majestuosidad que seguramente tuvo en antaño.

Me quedé mirando una fuente sin agua y cubierta de verdín. Las enredaderas cubrían el borde de piedra que servía para sentarse. Un ángel con alas negras decoraba la parte superior. Estaba arrodillado y, por las manchas oscuras de humedad, se podía notar que el agua de la fuente alguna vez salió de sus ojos.

- Que mal yuyu - Zi Yi expresó su desagrado por aquella figura.

Aunque daba miedo, era hermosa. Imaginaba como hubiera sido verla en sus tiempos mejores, rodeada de setos bien recortados y flores de distintos colores.

Simplemente fantaseaba con ese lugar. Nadie podía asegurarme que lo que pensaba fue cierto o no.

Unas grandes puertas de madera con llamadores dorados con forma de león nos impidía el paso hacia el interior.

- ¿Llamó?

- Y piensas que te van a abrir por tu cara bonita, ¿no A-Yi? Se ve a la legua que esto está más abandonado que los calcetines sin pareja que tengo en mi armario.

- ¿Entonces entramos así como así?

Mi amiga pasó de mí y empujó la puerta. Creía que estaría cerrada a cal y canto pero se abrió casi sin esfuerzo.

Lo de adentro daba incluso más temor que lo de afuera. Una gran lámpara de araña colgaba del techo de la gran sala. Los espejos estaban grises del polvo y los arácnidos habían construido allí sus redes de caza.

- Nunca mejor dicho, es una lámpara de araña - comentó alumbrándola.

Mi vista no paraba de dirigirse hacia los pasillos que estaban a ambos lados. La oscuridad era tremenda.

Unas grandes escaleras centrales conducían al segundo piso aunque el edificio parecía tener más plantas, unas tres o cuatro.

- La gente que vivía aquí tenía dinero - tomo un jarrón antiguo que estaba sobre una mesa pequeña en una esquina.

El objeto era precioso. Su color negro unida a la ornamentación blanca de figuras curvilíneas hacía que te quedarás viéndolo y no parases de hacerlo. Le quité el jarrón y lo observé más detenidamente. Amaba el arte, era lo único que me interesaba.

- Suelte eso - un voz profunda retumbó por toda la sala.

Me asusté y dejé caer la cerámica al suelo rompiéndose en cientos de pedazos.

Nos giramos hacia donde provenieron las palabras. Un joven bajaba las escaleras llevando un candelabro en la mano. La luz de la vela formaba claroscuros en su rostro haciendo que  se iluminara de una manera majestuosa, como si no fuera de este mundo. Su ropa también llamaba la atención debido a que llevaba puesto un traje de chaqueta muy elegante.

- Lo... lo siento - me disculpé por el destrozo. Era una pieza maravillosa y me la había cargado.

- ¿Qué estáis haciendo en mi propiedad? - no sonaba amable.

- No... nosotros...

¿Por qué estaba tan nervioso? Estábamos allí por nuestras malas circunstancias. No era muy difícil de comprender. Cualquiera nos ayudaría, pero mi instinto no quería soltar prenda, casi ni podía hablar.

El desconocido se paró a unos pocos pasos de nosotros. Su postura mostraba dignidad y confianza, podría decirse que incluso soberbia y superioridad.

𝐸𝐿 𝐶𝑂𝑁𝐷𝐸 𝑍𝐻𝐴𝑁 (𝒁𝑯𝑨𝑵𝒀𝑰) /FinalizadaWhere stories live. Discover now