13.

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𝖅𝖍𝖆𝖓 (1375)

- Despierta. No es tu hora de morir, hijo - alguien me llamaba desde un lugar lejano.

Entreabrí mis ojos pero la oscuridad solo me permitió observar una silueta con forma humana. Por la voz supe que era un hombre aunque no estaba seguro, todo era muy confuso.

- Toma, bebe esto.

Un líquido tocó mis labios pero no aceptaría nada, me estaba muriendo y lo menos que quería era beber algo que no sabía que era.

- A-Cheng... A-Cheng...

¿Cómo estaba mi hermano? ¿Ya se habría ido al más allá?

- Él está bien, no te preocupes. Ahora debes beberlo o será muy tarde.

- No...

- Si no lo haces morirás y no podrás ver a tu hermano. No te queda tiempo, joven.

Volví a sentir algo frío y espeso en mi boca. Si puedo seguir con A-Cheng, lo haría. Abrí mis labios dejando pasar algunas gotas de esa sustancia que sabía a hierro.

- Muy bien hecho.

Todo comenzó a darme vueltas y un gran dolor apuñaló mi corazón haciéndome gritar. Me retorcí en el suelo mientras mi cuerpo ardía en las llamas del infierno para luego notar como mis pulsaciones paraban pero no mi vida. Me desmayé en ese momento sintiéndome de manera diferente.

                               ☾︎❦︎☽︎

Me desperté en un sitio extraño y encima de una cama blanda y cómoda, no era nada comparable a como tuvimos que dormir en las semanas que llevábamos huyendo y los viejos camastros de nuestra casa los cuales teníamos que compartir.

Las cortinas estaban echadas impidiendo el paso de la luz que podía verse clarear afuera y estaba muy mareado. De repente tuve que taparme los oídos ante un gran pitido que no supe de donde provenía. Un líquido comenzó a salir de mis orejas y al mirar mi mano supe que era sangre. En casos normales me habría asustado pero raramente no lo estaba ni un poco.

Investigué la habitación desde mi asiento: era muy grande y con varios armarios de manera hechos a detalle. Parecía cuidada aunque algo vieja y con un poco de polvo sobre las superficies de los muebles.

Noté movimiento en el pasillo al otro lado de la puerta y me puse alerta con el cuerpo en tensión. Tocaron antes de entrar y vi a un hombre de unos cuarenta años vistiendo elegantemente y portando una bandeja de plata con vendas, agua y algo tapado con un paño de seda.

- Estás despierto - dijo con algo de sorpresa aunque indiferente. - Pensé que lo harías después que tu hermano pero él sigue inconsciente.

- ¿Quién eres? ¿Qué es este sitio?

- Esta es mi casa - sonrió. - En cuanto a mí, ya habrá tiempo para presentarnos.

- ¿Quién eres? - repetí con decisión apretando los dientes.

- Tranquilo... Controla tu ira o tendremos que pelear y no estás en condiciones de ganarme.

Mojó una de las telas en el agua y limpió la sangre de mis oídos en completo silencio.

- Puedo hacerlo yo solo. No necesito a nadie.

- Lo sé muy bien - siguió con la tarea de curarme. - Simplemente déjame hacerlo hasta que te acostumbres a tu nueva vida.

- ¿Nueva vida? ¿A qué se refiere?

- Cuando la transformación esté acabada lo sabrás, no te impacientes.

𝐸𝐿 𝐶𝑂𝑁𝐷𝐸 𝑍𝐻𝐴𝑁 (𝒁𝑯𝑨𝑵𝒀𝑰) /FinalizadaWhere stories live. Discover now