Capítulo 27.4. Un contexto para entender el daño

121 6 0
                                    


CUAUHTEMOC.


No se cuanto tiempo ha pasado exactamente, no tengo la noción de él y dudo que pronto pueda tenerla. En mi mente solo existe una palabra y esta misma hace eco dentro de mí, resonando en cada parte del que un día fue mi corazón. Rechazo.

[Fragmento del capítulo 27.3]

-Escúchame bien Temo-. Dijo mientras con sus manos me levantaba el rostro. -Eres oro puro y mereces ser tratado como tal.

Mis ojos no podían centrarse en ningún otro lugar más que en los suyos y aunque ahora nos encontrábamos en un lugar donde apenas llegaba la luz, el brillo que producían era suficiente como para reemplazar 100 bombillas eléctricas.

-Temo, eres especial para mí, quiero cuidarte como el oro que eres. Temo, Te quiero.

 [Fin del fragmento]

Ese recuerdo viene a mi mente y me lastima en lo más profundo, ¿Cómo es posible que alguien que dice quererte de lastime de gran manera que todo a tu alrededor pierde el sentido, cómo?

-Temo, ¿Puedo pasar?-. Pregunta Diego desde el otro lado de la habitación.

-Quiero estar solo-. Le contesto tratando de sonar convincente, pero estoy seguro de que no lo hice, porque aunque me duela admitirlo Diego me conoce más de lo que yo mismo me conozco, así que mi tono de voz en realidad le dijo "Ven aquí y quédate conmigo, siempre"

-¿Vas a contarme qué pasó? ¿Te hizo algo ese pen... ese idiota?

-No, Diego, el idiota aquí soy yo-. Le contesto y no puedo contener mis lágrimas.

Diego abre la puerta y me encuentra hecho un mar de lágrimas dentro de mi cama. Cuando sus ojos y los míos se encuentran, no puedo evitar notar que sus ojos me dan paz, me brindan seguridad, me brindan confianza. Quiero gritarle todo lo que siento, quiero que sepa lo que mi corazón está sufriendo, pero él solo se limita a correr hacia mí y acurrucarme entre sus brazos.

-No hables si no quieres-. Me consuela y acto seguido me regala un beso en la frente.

-Fui un estúpido al creer que me quería, fui un idiota

-No lo eres, tu eres el ser más hermoso que existe en este universo, nunca dejes que nadie te haga pensar lo contrario.

-Es que Diego, pensé que él estaba enamorado de mí, pensé que me quería, todo parecía, así, pero al final todo lo que demostraba eran mentiras, mentiras y nada más.

Guardo silencio para esperar una respuesta de Diego, pero él solo se queda callado y eso me da entrada a que siga hablando, que él solo me escuchará.

-Hoy decidí decirle que lo quería-. Hago una pausa, porque pronunciar, o tan solo pensar en lo sucedido, me lastima en el alma, como si encajaran dentro de ella millones de espinas. -¿Sabes qué me contestó?

-¿Qué fue lo que te contestó?-. Me pregunta sin dejar de sostenerme entre sus brazos.

-Que sentía haberme confundido, pero que las cosas no iban por ese lado, que él solo podía brindarme su amistad, pero, ¿Tu crees que todo lo que él hacía era para tratarse de una simple amistad? ¡Para nada! Por más que quieras a un amigo jamás lo vas a tomar de la mano mientras le dices cosas bonitas, jamás lo vas a tratar como a alguien a quien amas...-. Hago una pausa, porque lo que voy a pronunciar me duele aún más.-Jamás vas a tenerlo a pocos centímetros para acercarte a sus labios, ¡Jamás!

-Temo-. Comienza a decir Diego, en tono dudoso.

-No, Diego-.Le contesto sabiendo lo que iba a preguntar. -Nunca nos besamos, siempre que estábamos a punto de hacerlo algo pasaba.

-Es un idiota-. Contesta Diego con tono seco.

-Quédate conmigo esta noche, no quiero dormir solo-. Le pido a Diego

-Me quedaré toda la vida si es necesario.

ARISTEMO. Las voces del corazón.Where stories live. Discover now