CAPÍTULO 9. ¡Qué comience la guerra!

850 47 3
                                    


ARISTÓTELES.



-Aris-. Escucho decir a alguien mientras me sacude ligeramente.- Despierta, ya llegamos.

Pronto reconocí su voz, es imposible no saber a quién le pertenece esa dulce y hermosa voz.

Conforme voy despertando noto que estoy abrazando algo y cuando por fin despierto completamente me doy cuenta que es la mano de Temo lo que tengo abrazando, en cuanto caigo en cuenta de eso, la suelto inmediatamente y me disculpo con él.

-Relájate, no pasa nada-. Me dice Temo mientras suelta una risita burlona.

No puedo hacer más que sonreírle.

 Nuevamente nosotros formamos un silencio incómodo, desde lo que nos ocurrió el lunes los silencios incomodos a lo largo de la semana se hicieron más frecuentes y es por eso que decidí no hablar más del tema y también porque no quería que Temo se sintiera más incómodo de lo que ya parecía. Sinceramente no sé por qué, pero cuando estoy con él mi nerviosismo aumenta, me encanta estar con él, es una de las cosas que más adoro en esta vida, pero también una de las más incomodas hasta cierto punto, pues me hace sentir extraño, me hace sentir cosas que nunca antes en mi vida había sentido. No sé qué es lo que siento en verdad, pero sin duda alguna se siente bien.

-¿Nos bajamos?-. Le pregunté para romper la tensión.

-Sí, sí-. Me responde con un poco de nerviosismo.- Si quieres.

-¿En dónde estamos?-. Le pregunto a Cuauhtémoc una vez que ambos estamos abajo.

-Aquí vivía antes-. Me responde mientras estira las piernas.

-¿En serio vivían en esta casota?

-Sí, antes de que...-. Titubea un poco.- De que nos mudáramos a Oaxaca.

-¡Temo!-. Grita alguien a lo lejos, impidiéndonos seguir cruzando palabras.

Cuando volteamos hacia la puerta de la casa podemos ver como un chico viene corriendo hacia nosotros, cuando está a punto de llegar abre sus brazos y Temo corre hacia él y se unen en un abrazo muy emotivo.

No puedo evitar sentirme incomodo antes esa situación, algo dentro de mí no se siente cómodo al ver a Cuauhtémoc abrazando a alguien más.

-¡Uh! Aristófales-. Me dice Pancho en tono burlón mientras pone su mano en mi hombro.- No te me pongas celoso, a parte el Diegochas llego primero.

No puedo hacer nada más que seguirle el juego a Francisco, me rio con él, pero algo muy dentro de mí me dice que posiblemente si este celoso, pero ¿por qué? Tal vez porque Temo ha sido el único amigo verdadero que he tenido en toda mi vida, sí tal vez sea eso.

-Ari.- Dice Cuauhtémoc acercándose con el otro chico hacia mí.- Te presento a Diego, mi mejor amigo.

Algo dentro de mí está colapsando, pero lo disimulo y pongo una sonrisa que tal vez sea un poco exagerada y ni se diga falsa.

-Hola, encantado de conocerte-. Digo mintiendo y extendiendo mi mano para estrecharla con la suya.

-El gusto es mío-. Dice Diego estrechando mi mano y puedo notar en su tono de voz que lo que siente es lo contrario a lo que expresó.

-¿Y a mí no me vas a saludar Diegochas popochas?-. Le pregunta pancho, mientras abre sus brazos para que Diego lo abrace.

-Mucho gusto en volverlo a ver Panco-. Le contesta Diego mientras lo abraza.

-Mira nomas, ya estas más regrandote-. Dice Pancho mientras lo abraza

-Papá, solo han pasado dos meses.

-Lo sé, Temonchas, pero los adolescentes crecen de volada y bien rápido.- Expresa pancho mientras suelta a Diego.

-¿Y si vamos para adentro?-. Propone Diego.- Allá adentro los están esperando.

-Vamos pues-. Nos dice Francisco mientras se asegura que las puertas del carro estén cerradas.

Mientras nos acercamos cada vez a la puerta puedo observar como Diego mira a Temo, no lo hace de la forma normal en que uno mira a un amigo, sus ojos reflejan más que un amor de amistad, Diego está enamorado de Temo, se le nota a simple vista.

Mientras los observo como caminan y cómo se comportan ambos no puedo evitar sentirme celoso, tal vez a estas alturas yo también podría estar enamorado de Temo, no lo se, tal vez si, tal vez no.

A quien engaño, Cuauhtémoc me encanta como nunca antes me había encantado alguien.


**********

HOLA.

Antes que nada quisiera desearles una Feliz Navidad a todos, mi idea era regalarles capítulos diarios toda esta semana, pero tuve que salir de mi ciudad y no traje conmigo mi laptop, pero en cuanto llegue a mi casa de nuevo, les prometo cumplir con el regalo.

Este capítulo originalmente era narrado desde la perspectiva de Diego y Aristóteles iba aceptar estar enamorado de Temo muchos capítulos después, pero  como no quería dejar más tiempo sin actualizar decidí adelantar un poco las cosas.

Sin mas que decir me despido y espero que estén disfrutando esta historia tanto como yo.

Felices fiestas y hasta la próxima actualización.

-Daniel Pacchiano.

ARISTEMO. Las voces del corazón.Where stories live. Discover now