CAPÍTULO 21. Fantasmas del pasado

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CUAUHTÉMOC


Es difícil sentir cosas por tu mejor amigo, y mucho más difícil sentir cosas por tus dos mejores amigos ¿A quién demonios podía contarle como me sentía? A las dos personas que más confianza les tenía no podía contarles nada porque ambas estaban ligadas a todo este lío amoroso que yo mismo había construido y en el cual me estaba ahogando lentamente.

-Diego... la otra persona-. Digo entrecortado, ni siquiera sé si sea correcto decirlo, pero si no lo hago yo mismo me hundiré en mis propios sentimientos.- La otra persona e... e... eres tú, Diego.

No sé si hice bien al contarle, pero en serio si no sacaba esto que me carcomía desde ya hace tiempo, yo mismo iba a volverme loco dándole vueltas y vueltas a lo mismo.

Diego no da señal alguna, deduzco que la noticia lo tomo muy de sorpresa, cuando él me confesó su amor yo lo rechacé, aunque dentro de mí todo gritaba lo contrario, lo amaba como un loco, pero al parecer mi miedo de perderlo era más grande que ese amor. No quería que por cosas como el amor pudiera llegar a perder la amistad más hermosa que nunca antes había tenido.

-Diego-. Lo llamó mientras paso mi mano por delante de su vista.- ¡Diego!

No responde y es entonces cuando decido sacudirlo un poco y solo así es como sus pensamientos regresan a él y posa su vista sobre la mía.

-¿Des...-. Comienza a preguntar-. ¿Desde cuándo te gusto?

-¿En realidad quieres saberlo?

-Tengo derecho a saberlo ¿No?

-Me gustas desde hace años-. Le confieso.- Aquella vez que nos besamos, desde antes me gustabas...

-Pero....-. Me interrumpe.

-Déjame aclararte todo.

-Es que...

-Déjame hablar ¿Si?- Lo cuestiono interrumpiéndolo y el solo asiente.- Mira, cuando nos conocimos éramos niños y te convertiste en mi mejor amigo casi al instante de conocerte, conforme fuimos creciendo sabía que te quería de una manera diferente, sí, eras mi mejor amigo, casi como mi hermano, pero el amor que te tenía trascendía ese sentimiento, tuve miedo y decidí callarme.

Él no hace más que prestar atención a mis palabras y me observa detenidamente, sé muy bien que dentro de él todo está dando vueltas, yo me sentiría igual si estuviera en su lugar, de hecho hasta reaccionaría de una manera diferente, tal vez me enojaría, pero él lo está tomando con calma y eso se lo agradezco.

-Cuando me contaste que era gay algo dentro de mí se sintió bien-. Continúo diciendo.- En ese momento me imagine que ambos podríamos pasar a ser algo, algo más que amigos, después yo te confesé que yo también era gay, lo hice porque tú me gustabas y cuando me confesaste que yo te gustaba tuve miedo, quise dejarme llevar por lo que sentía, pero el miedo me ganó, no te quería perder, nunca quiero hacerlo

-Nunca me vas a perder, Temo-. Me dice un poco decepcionado.- Estoy enamorado de ti, lo he estado desde hace mucho tiempo y yo solo quiero estar a tu lado.

Toma mis manos entre las suyas y yo dejo que lo haga, su calor me estremece, estoy enamorado de él, pero también lo estoy de Aristóteles, todo es complicado, yo mismo complico todo.

-Diego, estamos perdiendo el tema central de todo esto.- Le respondo soltándome de sus manos y levantándome de mi cama.- Me gustas, pero también me gusta Aristóteles.

-Déjame ayudarte a sacarlo de tu corazón-. Vuelve a tomar mis manos y se para de su lugar de modo que está muy cerca de mí.- No pienso soltarte, menos ahora que sé que también sientes algo por mí.

Sus labios se acercan a los míos y nos unimos en un beso que me hace sentir cosas hermosas dentro de mí, yo solo me dejo llevar y debo confesar que me gusta sentir sus labios en los míos. Entonces caigo en cuenta de lo que estoy haciendo y me separo.

-Esto no es correcto, Diego.

-Si ambos sentimos lo mismo, no tiene nada de malo.

-Es que no entiendes, no puedo estar así contigo mientras también pienso en otra persona.

-Te amo, Temo-. Me dice mientras con una de sus manos se posa detrás de mi cabeza y con delicadeza hace unir nuestras frentes.- Déjame ser el único en tu corazón, quiero ser el único.

-Necesito tiempo-. Le hago saber.- No quiero que nadie salga lastimado, no quiero lastimarte, Diego, no de nuevo.

Todo esto me hace sentir mal, me siento como un monstruo. Mis sentimientos crecieron desenfrenadamente en direcciones contrarias y cuando ya no hubo lugar a los lados chocaron entre sí haciéndome confundir, no sé qué es lo que quiero, todo este tema me va a volar la cabeza, quiero ser feliz, pero no quiero lastimar a nadie ¿Por qué tengo que complicar todo?


***

Antes de que me maten por no actualizar quiero pedirles disculpas, les fallé, pero todo tiene una razón justificable y es que no he estado pasando por buenos momentos, pero aquí esta la actualización, más vale tarde que nunca. También quiero agradecer las 2k de lecturas, son un amor, sin más por el momento Hasta la próxima actualización.

-Daniel Pacchiano

ARISTEMO. Las voces del corazón.Where stories live. Discover now