CAPÍTULO 2. Antes del primer encuentro.

1.6K 53 0
                                    

CUAUHTÉMOC.


Es demasiado temprano, el sol aún no ha salido y dudo que lo haga en mucho tiempo, esta idea de mi papancho de empezar una nueva vida no logra convencerme del todo, pero también entiendo el por qué quiere hacerlo y debo apoyarlo. Aún recuerdo cuando nos comentó por primera su idea de irnos a vivir a Oaxaca para empezar de nuevo, la verdad no le presté demasiada atención, pues pensé que lo hacía como una respuesta precipitada por lo que estaba pasando.

Fue muy doloroso para todos la perdida de Rebeca, la esposa de mi padre y madre de mis dos hermanos pequeños, las calcomanías. Era demasiado joven aún, le faltaba mucho por vivir a lado de sus hijos y de su esposo, pero así es la vida, a veces demasiado injusta.

Lo que en principio me pareció una idea descabellada por parte de mi papá, cada vez iba tomando más seriedad. No quiero dejar mi vida atrás, mis amigos, a mis hermanos, pero acepto el sacrificio para apoyar a mi padre.

-¿Estás listo hijo? Salimos en un rato más- me dice tomándome del hombro.

-Lo estoy papá- le contesto- Aunque debo admitir que no del todo.

-Temo, te entiendo, sé que no será fácil dejar todo atrás y de verdad aprecio mucho lo que estás haciendo.- Me dice para después abrazarme.- Muchas gracias hijo.

-No tienes que agradecer papancho, sé que lo haces por el bien de todos- Le contesto abrazándolo aún más fuerte.

-Bueno si seguimos así de cursis nunca vamos a salir de aquí- Dice mientras se separa de mi.- Voy por tus hermanos a ver si ya están listos.

No hago más que asentir, y él se da la vuelta para abandonar mi habitación.

-¿En serio no me pedo llevar nada?- Digo y esto evita que salga.

-Ya lo habíamos hablado- Dice mientras me voltea a ver.

-Pero...- Intente decir.

-Nada de peros, hijo, por favor- Contesta interrumpiéndome- Empezar de....

-Empezar de cero- Digo antes de que mi padre termine su oración.

Solo recibo una sonrisa de su parte y en ese momento se retira de mi cuarto.

No lo pienso dos veces y llamo de inmediato por teléfono a mi mejor amigo, no espero que me conteste, pues es demasiado temprano y ayer se fue muy tarde de mi casa.

-¿Bueno? Temo ¿Está todo bien?- Me contesta un poco desorientado.

-Sí, Diego, está todo bien- Digo en un tono no muy convincente.

-Todo va a salir bien- Me dice para subirme el ánimo- Empezar de cero por lo general siempre es una buena idea, además mírale el lado bueno, allá podrás ser quien en realidad eres sin importante nada, pues nadie te conoce. También podrás decirle a tu papá tus verdaderos intereses.

-Tienes razón, Diego- Digo un poco resignado.- Tal vez esta sea una oportunidad de la vida para ser quien yo quiero.

-¡Cuauhtémoc cuando tú digas!- Me grita mi papá desde el piso de abajo.

-Bueno- Digo mientras se me escapa un suspiro.- Creo que ya es hora.

-Vas a estar bien, no estás solo. Aquí estoy yo lejos, pero cerca.

-Lejos, pero cerca- Repito sus últimas palabras.

-Mucha suerte, Temo. Te quiero.

-Yo también, Diego- Le contesto.- Adiós

-Adiós y mucho éxito, me llamas cuando estés allá.

-Lo haré, adiós.- Termino por decirle y le cuelgo.

Cierro los ojos y dejo salir un último suspiro y junto con él se escapan unas cuantas lágrimas. En verdad voy a extrañar todo esto. Doy un último vistazo a mi habitación y mientras pienso en todo lo que pase aquí escucho a mi padre gritar mi nombre y eso causa que todos esos recuerdos se desvanezcan al instante.

- ¡Ya voy!- Digo mientras salgo de mi habitación, dejando todos mis recuerdos atrás.

Cuando bajo por las escaleras observo que toda mi familia está aquí, en serio voy a extrañarlos demasiado.

-Milagro, pensé que nunca bajarías- Dice mi hermanito, Julio.

-Sí, lo que pasa es que estaba hablando con Diego, pero ya estoy listo para irnos.- Le contesto

-Bueno, pues para luego es tarde- Nos dice mi papancho, y en seguida empieza a despedirse de mis tías y de mis hermanos mayores.

Mis hermanitos y yo imitamos a mi padre y cuando todos nos hubimos despedido emprendimos el viaje a Oaxaca, durante la mitad del camino fui dormido y la otra mitad me dedique a observar el paisaje. Cuando llegamos a Oaxaca mi padre me espanto y despertó a mis hermanos de un grito.

-¡Ya llegamos!- Gritó de manera muy eufórica.

-¡Paaa! Me asustaste.- Reaccione de inmediato.

-Ya, no seas exagerado Temístocles- Dice de manera burlona mientras me da un ligero golpe en el hombro.

-¿Aquí es Oaxaca, papancho?- Preguntaron al unísono las calcomanías.

-Simona la mona- Les respondió mi papá- ¿Apoco no está hermoso?

-La verdad es que si- Respondí mientras observaba por la ventana.

-Hijos, recuerden lo que les dije, si alguien pregunta por nuestro pasado, no hay nada que decir. – Nos comenta papancho cambiando su sonrisa de antes por una cara seria.

-Si papancho- Le respondimos los 3.

Aun nos faltaba más tiempo para llegar al lugar que sería nuestra nueva casa, nuestro papancho no nos quiso dar muchos detalles de cómo sería nuestro nuevo hogar, solo nos dijo que sería un lugar mucho más chico que el de nuestra antigua casa y que compartiríamos edificio con otras personas.

Pasado el tiempo por fin llegamos a donde sería nuestro nuevo hogar, cuando nos bajamos de la burra, estábamos justo enfrente del edificio que pasaría a convertirse en nuestro hogar, unas señoras se acercaron a nosotros, se presentaron y la conversación iba de maravilla hasta que una de las dos señoras, la más grande, doña Blanca me parece, pregunto acerca de la esposa de mi papá, ese fue un momento demasiado incomodo, el ambiente se tornó un poco denso y mi papancho adoptó una postura poco característica de él.

-Bueno, bueno ¿Por qué menor no vamos a conocer su nuevo departamento?- Dijo la señora más joven terminando así con la tensión.

-Sí, que buena idea, sí, vamos- Dijo en seguida mi papá.

Una vez dentro del edificio, Doña blanca seguía haciendo más preguntas, preguntas con las cuales podía sentir a mi papá cada vez más incómodo, decidí adelantarme junto con la otra señora y mis hermanos a nuestro departamento. Una vez dentro la Señora Amapola se presentó con nosotros, me comentó además que tenía un hijo de mi edad.
Cuando terminaron de enseñarnos el departamento ambas mujeres se fueron dejándonos a mi familia y a mí dentro de nuestro nuevo hogar, es un lugar muy bonito y ajustado, es un buen lugar para empezar de cero.

Habían pasado ya unas cuantas horas desde que habíamos llegado, las calcomanías estaban en su habitación y mi papancho en la suya, yo, por el contrario, estaba contemplando la nueva casa, sentado en un rincón de lo que luego pasaría a ser la cocina, mi mente no dejaba de pensar en todo lo que deje en Toluca, mientras me hundía en mis pensamientos, alguien llamó a la puerta, haciéndome volver a la realidad, como no escuche a nadie atender fui enseguida, cuando abrí la puerta, pude ver a un chico de espaldas.

-Ah, hola- Lo saludé. 

ARISTEMO. Las voces del corazón.Where stories live. Discover now