IV

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"Hora de comer" La voz de Jeff la despertó, y al ver la cercanía de éste se alejó hasta el punto de tocar la pared. El pelinegro rió.

Había más de lo mismo que al mediodía. Si quiero sobrevivir... Tengo que comer esto aunque sea lo peor que haya probado. Pensó, y comenzó a levantar la cuchara llena de comida.

"No tienes que comer eso si no quieres" Se encogió de hombros Jeff, cuando la chica ya iba por la mitad. May lo miró mal "Pero no lo puedes vomitar" La rubia simplemente tomó el pan que había al costado y le dio un mordisco, agradeciendo que este le quitara el sabor horrible de la comida anterior.

Comparado a lo que había comido recién, ese pan duro que le había dado Jeff era un manjar, que la chica rezaba para que no terminase, pues se moría de hambre. Así vas a engordar. Sus pensamientos irrumpieron su degustación del pan. Haciendo que comiese solo la mitad. Más te vale que eches eso más tarde. Su cerebro no pudo evitar pensar. Tomó el vaso de agua y miró a Jeff, quien la miraba de manera molesta.

"Termina el pan" Su expresión daba miedo, parecía que estaba a punto de pegarle.

"No quiero más" Titubeó. Jeff rió.

"Claro que quieres más, solo que estas mal de la cabeza y piensas que estás gorda" Se burló.

"Porque estoy gorda" Insistió la chica.

"May... Probablemente no tengas ni un gramo de grasa en tu cuerpo ahora. No necesitas bajar de peso. Ahora come, sino vas a llevar más puntos" La rubia lo miró aterrorizada recordando lo que había pasado más temprano y devoró el resto del pan.

"Así me gusta" Sonrió "Ahora es hora de un juego" Tomó la bandeja y la dejó lejos de May, quien lo miraba aún con terror en los ojos, intentando alejarse de él.

"¿Qué clase de juego?" Preguntó tartamudeando al ver que Jeff se acercaba cada vez más a ella.

"Tú y yo... Vamos a tener sexo" Se encogió de hombros. May lo miró extrañada. Pero Jeff no se detuvo. Tomó las manos de la chica en una sola de las suyas y las levantó, apartandolas del camino. Lamió el cuello de la chica lentamente, hasta llegar a su mandíbula, en donde le mordió levemente.

"Te he estado observando May" Comentó mirando sus ojos fijamente "Tu cuerpo... Cuando te duchas... Cuando te... Masturbas..." La cara de la chica se enrojeció. "Te haré sentir mejor que ese tal Alec" Rió bajando su otra mano entre las piernas de las chica.

"Jeff... No lo hagas" Rogó, pero el pelinegro hizo caso omiso.

Tomó una cuerda que había tirada y ató las manos de May, poniéndola en cuatro patas, mientras la miraba de forma maliciosa.

Bajó su ropa, exponiendo la vagina de la chica, tocando levemente a esta, metiendo un dedo, asegurándose de que estuviese algo lubricado. Sacó su miembro del pantalón, y lo metió dentro de la chica sin previo aviso, ella soltó un grito desesperado y lágrimas salieron de sus ojos por el dolor que estaba sintiendo. Jeff la tomó del cabello, haciendo sus embestidas cada vez más profundas.

Cuando finalmente se vino, dejó a May tirada en el sótano, llevándose la bandeja, y murmurando un último "Limpia eso".

Las semanas pasaban, y cada vez las cosas dolían menos... Los cortes que Jeff le hacía por vomitar, los puntos de las costuras que tenía que hacerle... Las violaciones nocturnas.

Incluso hacer sus necesidades en un balde  se estaba volviendo un poco mejor, a medida que las semanas pasaban.

May sabía que escapar de Jeff no era una realidad que pudiese cumplir, pues con la comida que le daba, apenas tenía fuerza para pararse de vez en cuando, y aunque la cantidad aumentaba día a día, aún no era suficiente para realmente poder salir corriendo en lo que parecía, gracias a su falta de ruidos exteriores, un campo.

Síndrome de Estocolmo |Jeff The Killer| +18Where stories live. Discover now