Dareck

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Comenzaba a pensar que me estaba volviendo loco, pensaba en Daiana y en su cuerpo las veinticuatro horas del día, cuando el sol iluminaba la mañana no podía concentrarme en ninguno de mis deberes pues su sonrisa, el olor de su pelo, su inocencia, se clavaban en mi mente torturándome por lo que había echo y cuando el día le dejaba paso a la noche la situación no hacia más que empeorar ya que no tenía nada con lo que distraerme y sus curvas, su mirada, sus pechos hacían que no pudiese dormir del dolor tan grande que me causaba el no poder tenerla, nada deseaba más que girarme y encontrar su rostro, quería que volviese a pedirme que la besara con la misma inocencia con la que la había echo en la biblioteca. ¿Cómo pude ser tan tonto de no verlo? me recriminaba constantemente mí mismo, ella esta tan llena de vida, es tan pura…mientras que yo soy una bestia, no me atrevía a volverla a mirar a la cara después de lo que paso, mi único alivio era el pensar que después de todo ella había sentido placer, porque aunque me lo negara esa noche su cuerpo había temblado bajo el mío mientras le daba su primer orgasmo, estaba seguro. Pero aun así, me hacía sentir como el hombre más egoísta sobre la faz de la tierra ya que a parte de la culpabilidad que sentí al saber que era su primera vez y no haberla creído pero sobre todo, al saber que no la había preparado lo suficiente para que no le doliese tanto, había disfrutado más que nunca, había sentido tanto placer que cuando lo recordaba unas cosquillas corrían por mi piel, jamás una mujer me había dado tanto placer como ella, era mía, ¡mía! y de nadie más, no me arrepentía de haberla hecho mía, jamás podría arrepentirme de eso, era por las formas y la situación en la que se había dado los acontecimientos lo que me atormentaba y por eso esperaría el tiempo que fuese necesario para que ella me perdonara, pero ahora menos que nunca dejaría que se separara de mí. Recordaría nuestra primera vez siempre, porque para mí, borrando el comienzo había sido como otra primera vez, yo había estado con muchas mujeres, pero ella… al introducirme en Daiana mis piernas temblaron como si fuese un crio al sentir tanto placer fluyendo por mi interior tanto hasta el punto de que no pude controlar terminar dentro de ella, lo que nunca me había pasado, sin duda era como si también hubiese sido una primera vez para mí .Mi cuerpo estaba endurecido, la deseaba tanto… cada día que pasaba se incrementaban mis ganas por tenerla, por supuesto la había estado vigilando sin que ella se diese cuenta, escondido entre los árboles, ella era tan bonita… me merecía todo esto y más por lo mal que me había comportado con ella pero ya no me quedaban fuerzas para seguir intentando alejarme, su olor me llamaba y me incitaba como una droga haciéndome perder el norte, esa mujer estaba consiguiendo tener más poder en mí que cualquier otra persona en el mundo, era mi obsesión y haría lo que fuese por volver a besar sus carnosos labios...No me podía reconocer, si mis hombres me oyeran se reirían de mí, yo su leader embrujado por los ojos verdes de una pequeña mujer, una pequeña y preciosa mujer…mi mujer, solo mía, me llenaba de orgullo y felicidad saber que había sido el primer hombre en su vida, era el mejor regalo que me podría dar , tenerla solo para mi pues antes había estado envenenado de rabia solo con pensar en todos los hombres con los que podría haber estado y todavía me seguía resultando extraño que a sus casi 18 años no hubiese estado con nadie, ¿Es que los chicos de su ciudad están todos ciegos? Y aun así, ¿No pueden oler el dulce aroma que desprende al caminar? Eso me hizo pensar en Craik, me seguía enfermando la relación que tenía con Daiana, pero me arrepentí de haberle golpeado tan duro, haberlos visto justos en esa sala y abrazándose me había descontrolado totalmente, la verdad es que aun sabiendo que su primera vez había sido mía no sabía si su corazón lo era, ¿Y si estaba enamorada de otro? no podía exigirle que me amara cuando yo jamás podría hacerlo pero era lo que más quería, deseaba que solo pensara en mí que solo tuviese ojos para mi…me preguntaba si ella pensaba tanto en mi como yo en ella. Tenía que buscar la forma de que Daiana me perdonase y volviese a fijarse en mí, pero… ¿Cómo?

Después de pensar en varias opciones, se me ocurrió aprovecharme de nuestro vinculo, al fin y al cabo éramos pareja de vida, el destino lo había decidido, por eso yo me sentía tan ¨protector¨ con ella y por eso me llenaba de rabia y descontrolaba el verla con otros machos, se supone que a ella le sucedía lo mismo conmigo… podría aprovechar eso e intentar ponerla un poco celosa, así se daría cuenta que por mucho que pase yo siempre seré su hombre y nunca podrá negarlo aunque lo intente. El plan para despertar los sentimientos de Daiana estaba decidido, ahora me faltaba pensar en cómo lo iba a llevarlo a cabo y el lugar, no podía ir a su casa…pero si a la escuela, inventaría algún pretexto e iría allí, después flirtearía con alguna chica o mejor aún quedaría para comer, eso sería suficiente para despertar la ira en ella. No quería jugar ni engañar a ninguna mujer, quería empezar a hacer las cosas bien a sí que sería franco con mi candidata y no se me ocurría nadie mejor que Christy, yo siempre había notado como ella me miraba con ojos de deseo y seguro que no se negaría a ayudarme. 

Christy era una chica esbelta, era alta con el cabello liso y negro, pero lo que más llamaba la atención eran sus grandes pechos operados, había escuchado a algunos chicos hablar de ella y sus… atributos pero eso no era algo que llamase mi atención, prefería mil veces antes la naturalidad de los pechos de Daiana que encajaban perfectamente en mis manos y sus apetitosos pezones color rosa que te incitaban a chuparlos y morderlos ¡Maldita sea! Otra vez esa sensación de vacío se establecía en mi cuerpo cuando el anhelo fluía por mi sangre…





My dominant wolfWhere stories live. Discover now