El juicio

302 22 0
                                    

Principalmente sentía odio.

Luego sentía miedo.

Después una mezcla de espanto y temor.

Y por último, el pánico acompañado de una histeria que me insistía internamente a tirarme al cuello de Casewell.

Stock estaba enfrente mia, debe del círculo que formaban la las sillas.

-Limitate a respirar a no ser de que se te diga que hables-Stock me habló entre dientes. Empezaba a pensar que este hombre tenía cierto odio hacia mi persona.

Levantó los brazos, como si estuviera alabando al sol, y todos se callaron. Busqué con la mirada a Jake o a Kent, pero no encontraba a ninguno, y me puse todavía más nerviosa.

-Hermanos y hermanas-se hizo el silencio total-. Desde el principio de los tiempos, los X han estado masacre tras masacre acabando con nuestra estirpe. Nosotros nos limitamos a un numero de dones, y los usamos con cabeza, mientras que ellos nacen con un número prácticamente ilimitado de poderes oscuros que usan SOLO para el mal-hablaba despacio, saboreando cada palabra-. Son peligrosos... ¡Cómo ella!-me señaló, y me encogí en mi silla-. Tiene sangre kivper,si... ¡pero también tiene sangre X y traidora!

Todos abuchearon, y yo me quedé paralizada, ¿Sangre X? ¿Traidora?

-Pero, sin embargo, esta es la chica de la profecía. Una infinidad de poderes a nuestra  disposición, dispuestos a hacer el bien, ¡a defendernos! Eso vale la pena. Pero, ¿y su sangre? ¿Vale la pena arriesgarse, dejar el poblado en manos de... una diosa sin limites, con sangre traicionera y malvada?

¿Diosa?

-¡Claro que no!-gritó uno.

-¡Desterremosla!

Todo tipo de abucheos fueron dirigidos a mí. Miré a Stock,sonriente y complacido por la reacción de la plebe. Y lo vi en sus ojos:  ambición, maldad...

Se creía el salvador del pueblo, que sin él estaban perdidos. Stock  contaba con el don de la palabra, fuera o no uno de sus poderes, este podía convencer al pueblo de cualquier cosa. Les tenía comiendo de la palma de su mano, y ahora, por alguna razón, les estaba convenciendo de que yo era peligrosa. Por eso me encadenaba: tenían que hacerse ver poderosos, y que mejor forma para demostrarlo que encadenando un supuesto peligro, dándole por controlado, y hacerse fuerte frente al pueblo para demostrar quien es el fuerte. Stock no era tonto. Y por lo visto, amaba el poder.

Kent se teletransportó a mi lado, serio, y silencioso, y apoyó una mano en mi hombro para darme apoyo

-¡Es la profecía! ¡No debemos ignorarla!-exclamó una voz anciana, suave y sabia que imponía respeto-. Jefe, recuerda lo que pasó la última vez que la ignoramos-busqué entre la multitud la dueña de esa voz, y mi mirada se chocó contra la de

Casewell. De nuevo ese sentimiento de repugnancia-. ¡Una de las mayor masacres hacia los kivpers! Nadie se lo ha contado a esa muchacha, ¿verdad? Su madre nos salvó, y lo sabes. Pero tu sigues tan apegado a tus ideologías que no te das cuenta de la importancia y gravedad del asunto.

Se hizo el  silencio, adornado con algunos susurros. ¿Casewell me estaba defendiendo?

-¡Si acabas con ella, en la próxima masacre morirá más gente aún que la otra vez! Y nadie podrá defendernos. Nuestros pocos guerreros no son suficientes.

-¡Sophie nos traicionó!-rugió Stock con furia.

-Stock, ¡estoy harta de tus mentiras! ¡Di la verdad! Di por qué se marcharon Sophie y Michael.

Una huérfana especia || PAUSADAWhere stories live. Discover now