Entrenamiento

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Me desperté, somnolienta. Me estire como un felino y abrí los ojos. Pensaba que estaría en casa de Jake o en el hotel. Pero estaba en casa de Kent, en mi habitación, apenas un cuadrado de cuatro por cuatro metros, una cama que chirriaba, aunque cómoda, y una mesilla de noche de madrera vieja y roída.

La casa en si era de ese estilo: vieja, de madera desgastada y muy cómoda. Había un salón, una cocina pequeña, un despacho y varias habitaciones. Aún no siendo la casa muy grande, se quedaba gigante para Kent, y daba la impresión de versele demasiado solo.

Me asomé a la ventana. Todavía no había salido del todo la luz, era temprano.

Pensé en la pesadilla de esa noche, apenas me había enterado y me alegré por ello. Vi un montoncito de ropa limpia sobre la silla que no era mía. Era un detalle que agradecía, supongo, por parte de Kent.

Cuando me lo puse quede maravillada por lo bien que me quedaba.

Al salir de la habitación, kent y yo casi chocamos.

-Isa, buenos días.

-Buenos días.

-¿Dormirste bien?

-Si, si, claro.

kent sonrió.

-El desayuno te espera en la mesa.

-Oh, gracias. ¿Tu ya has desayunado?

-Por supuesto que no. No tengo hambre. Te acompañaría aun así, pero tengo trabajo. Ha habido una pelea entre unos adolescentes, y han salido heridos-suspiró-. A estos muchachos les espera un juicio esta tarde.

-Pero, ¿cuando ha sido exactamente la pelea? Si calculo que serán ahora mismo las 7 de la mañana.

Kent movió la mano con energía.

-Eran dos chicos peleando por una chica, y uno de ellos borracho, se presentó a las seis en la casa del otro utilizando la fuerza contra él. Ahora mismo están los dos en mi despacho, esperando a ser revisados. Estos muchachos de hoy en día... Que desayunes bien-y desapareció.

Isa fue al salón, donde, en la mesa, había un desayuno perfectamente preparado.

Mientras devoraba todos los cruasanes, se imaginó a dos chicos de su edad, peleando con sus dones por una chica a la que probablemente no le gustará ninguno de ellos. O a lo mejor me apresure al pensar eso.

Un temblor en el suelo  y paredes hizo que dejara de beber del vaso de zumo que tenía entre las manos.

-...importa una mierda!!-escuché.

Me levante y con timidez caminé por el pasillo hacia el despacho de kent cuando este apareció en frente mía con unas gafas de leer un poco torcidas.

-Isa, necesito alguien que ponga orden...

-¿Que?

-¡Eres un completo subnormal!

-Te juro que si por mi fuera ya te habría arrancado la cabeza.

Cuando abrí la puerta de su despacho, el cual usaba como conulta, lo que vi fue lo que me imaginaba: dos chicos de mi edad discutiendo a gritos, aún lo cerca que estaban el uno del otro, frente contra frente.

-James, Mikel, callaos-ordenó kent con voz firme, pero los adolescentes no paraban.

Kent me miró.

-¿Que quieres que haga yo?

-No lo se, usa tus armas de mujer. Siempre funcionan.

-¿Que?-repetí. Empezaba a parecer estupida.

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⏰ Last updated: Jun 18, 2015 ⏰

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Una huérfana especia || PAUSADAWhere stories live. Discover now