Malentendidos

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-¿Salvarme...?-repetí, confusa.

-Si-dijo separándose de la pared, y pasándose una mano por la cabeza, desborotando así su pelo rubio.

-Pero ¿salvarme de que?-pregunte.

     Yo esperaba una respuesta, plantada en medio del salón, pero al ver que el no tenia intención de explicar nada, insistí.

-Te estoy hablando Jake. Respóndeme.

-No puedo contártelo, o por lo menos no ahora.

-Ya claro - dije asustada, pero no quise darlo a ver. ¿Y si no puedo confiar en el?¿y si eso de que no me puede contar el por que estamos en su casa, solo es una vaga escusa para decirme que me a traído aquí por qué si?¿ y si desde un principio buscó mi confianza para aprovecharse de ella y ahora... aprovecharla? Me asuste, recordando algunas de las noticias que había en la televisión de Casewell  sobre niñas raptadas, violadas y asesinadas, marcadas por el resto de su vida, traumadas.

    Busque una salida, pero me fue difícil, ya que solo encontré la ventana, pero en un séptimo piso, la caída no tiene que ser muy agradable.

     El se dió cuenta de mis intenciones, y se acerco a mi, despacio, como un gato esperando a su presa. Y yo, intentando alejarme de él, camine hacia atrás, evitando que se me acercase más. Tropezaba y tiraba cosas a mi paso, pero yo no le daba importancia. Únicamente quería salir de allí.

     Y pensar, que yo en estas semanas atrás le había cogido confianza y, quizás, algo de cariño, igual que creía el conmigo, aunque no lo pareciera.

-Jake... -dije suplicante, esperando ver por algún lado a aquel muchacho que me obligaba a comer, por mi bien; a aquel muchacho que no dormia para ver si me encontraba bien; aquel muchacho, que una tarde llegó al hospital con ropa para mi, ya que en la maleta apenas tenia un par de pantalones guarreros de esos; o aquel chico que me cedía la silla de la habitación del hospital, para que durmiera; a aquel muchacho que me sonreía como si nos conociéramos de toda la vida...

    Y pensar que fue este hombre el que nos recogió de la calle a Lola y a mi, ayudándonos. Lola... Con este pensamiento, me derrumbé. Estaba sola en este mundo. Mi tesoro mas preciado, mi pequeña hermana, me lo habían arrebatado. «Sola... muy sola... sola...» pensaba únicamente mientras caminaba, haciéndome desconcentrarme de andar de espaldas por el amplio piso, tropezando y cayendome, empujando sin querer un gran y hermoso jarrón.

     El golpe que me di con el suelo en la cabeza, antes de darme con el pico de una silla fue monumental. Seguro que los vecinos se habían asustado.

     Note como  poco a poco, perdía la conciencia, y pude ver como Jake se acercaba a mi.

-No, no Jake... no... me violes... -dije desesperada, luchando contra sus brazos, que me recogían del suelo, sin esfuerzo.

-¿Que dices, boba? -dijo el llevándome en brazos a una de las habitaciones del largo pasillo. No me dio tiempo a ver nada mas, solo, como abría la puerta, de la que salia un gran esplendor de luz.

     Cuando me desperté, me dolía horriblemente la cabeza.

     Me encontraba en una habitación azul. La cama, en la que me encontraba yo, estaba en el centro. A mi derecha, había una mesilla, y a la izquierda había un escritorio blanco, con una silla igualmente blanca, del mismo estilo. Enfrente de la cama, había un gran armario, empotrado en la pared. Todo lo demás eran estanterías-cuya mayoría estaban vacías-y muebles con cajones.

     Me incorporé, dolorosamente, e intente recordar donde estaba, porque, y como había acabado allí.

     Cuando lo recordé todo, me volví hacia todos lados, presa del pánico. ¿Me había violado? ¿Y por que recuerdo que me llevaba a una habitación? La cama parecía estar hecha. No había sido abierta, por lo que si me había violado, no había sido ahí. Y la cabeza... «Estúpida, te ha ayudado» decía una voz en mi cabeza. ¿Ayudarme? Palpé la cabeza vendada, de nuevo, pensando que quizás había sido el quien me lo había curado. También recordé como me sacó corriendo del hospital cuando eramos perseguidos por algo o alguien-dato importante que había olvidado-, pensé en como me había ayudado comprandome ropa, pagandome el desayuno... y recogiéndome de la calle. ¿¡¿¡¿¡¿¡Aquel muchacho se había tirado alrededor de un mes fuera de su casa, ayudandome y gastándose el dinero en mi, y me atrevo a insultarle de tal manera?!?!?! De repente me siento horrenda. Me siento un microbio, y mi cabeza empieza a dar vueltas. ¿Cómo había sido capaz de llegar a la conclusión de que era un violador después de todo lo que ha hecho por mi?!? Me levante, luchando contra el mareo, y me dispuse a salir de la habitación y a hacer de aventurera durante unos minutos.

Una huérfana especia || PAUSADAWhere stories live. Discover now