Capítulo 19^

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Vanessa

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Vanessa

El tiempo ha transcurrido y él solo ha permanecido allí, sentado sobre una esquina de la cama dándome la espalda, no sé como debería de tratarlo o tal vez simplemente debería salir de aquí y dejarlo estar solo.

El estómago me da vueltas y no puedo dejar de verlo teclear en su teléfono, seguramente se está testeando con su noviecita islandesa, y no es por mal, la chica me cae bien pero no puedo evitar apretar los dientes cuando me viene a la mente su imagen junto a la de él.

Me molesta.

La luz de lámpara empieza a parpadear, ha estado haciendo eso desde que llegué, es molesto y hay veces que junto al crujido de la madera puede asustar.

—¿Qué piensas que aun no duermes?—gruñe sin voltear a verme.

—¿Tomarás esta habitación o te iras?—inquiero golpeando la lámpara, esa bendita cosa me esta dando ganas de estrellarla junto al suelo.

—No iré a ningún lado y tú tampoco—precisa como si fuera mi dueño—esta es la única habitación disponible, al menos que estés pensando en quedarte con Lisa—se burla.

—¿Qué hay de las demás? vi otras cuando llegue.

—Están prohibidas—sentencia—no son para ti.

—Entonces vete tu a ellas—lo empujo utilizando mis pies.—¿Crees que simplemente creeré lo que dices? sé que hay más lugares así que vete.

—Ya te dije que están prohibidas—levanta la voz—ahora cálmate y déjame dormir.

¿Prohibidas solo porque tú lo dices?

—Entonces me quedaré junto a la chimenea—me levanto y camino hacia a la puerta.

—Vanessa—el castaño de ojos azules me llama girando un poco la cabeza.

—¿Qué?

Me da una mirada por encima del hombro como si estuviera a punto de estallar pero permanece en silencio.

¿Y ahora qué tiene? qué me pregunto que qué tiene si siempre se carga esa cara de berenjena arrugada.

Un momento es frío, un segundo tierno y el resto del tiempo el rey de los idiotas, estoy totalmente segura que debe ser el rey en un reino solitario y muy lejano.

Él se levanta en silencio, camina hasta el gavetero abriendo la última gaveta, y lo veo de reojo sacar una colcha gris.

—No me hagas repetírtelo—su voz ronca me amenaza —te quedarás aquí.

—No.—respondo.

—Nadie ha estado en esos lugares hace más de quince años—espeta después de su silencio—y tú no serás quien irrumpa en ellos.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora