Capítulo 37^

4.4K 310 152
                                    

Dos semanas después

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dos semanas después.

Diana

Sé muy bien que me oculta cosas y hace otras, me trae loca que me trate como una estúpida cuando hace tiempo sé que se acuesta con otras en mi propia cara.

Saco la ropa del armario buscando lo que usaré hoy, todos deben entender que no soy un juego o un simple adorno, soy su mujer y merezco el lugar sin tener que pedirlo a los gritos cada vez que lo veo.

Estoy al tanto que no me ayudará solo por cortesía, algo busca tras ello y eso no me importa siempre y cuando yo consiga lo que quiero, esa noche en el yate lo hice y ahora que estoy más cerca lo volveré hacer.

Tomo el frasco de pastillas y lo echo a la cartera.

Lo tendré aunque sea por la fuerza.

Una y otra vez.

Me pongo la falda sobre mis rodillas, una chaqueta blanca y una blusa ligera negra, busco los tacos y termino por colocarme un poco de maquillaje, recojo mi cabello en una cola y salgo en busca de un verdadero hogar.

—¿Qué sucede?—tomo la llamada mientras el chofer se encarga de llevarme a la empresa.

—Todo está listo, viajaré mañana.

—Asegúrate de traer todo lo que te he pedido.

—Lo sé.

Cuelgo la llamada y le aviso al chofer que ya no necesitaré de sus servicios, puedo encargarme yo misma del auto, además de que necesito privacidad para mis cosas.

—Buenos días—el portero me da la bienvenida.

—Buen día—sigo directo hasta el ascensor y hasta el piso más elevado donde al abrirse las puertas lo primero que veo es a Vanessa dando ordenes.

—¿Qué sucede?—me acerco viendo como mueven los cuadros y sacan todo de la oficina principal.

—Haremos algunas remodelaciones—habla un chico moreno que nunca había visto antes.

—¿Quién las pidió?

—Ha sido Pitt—habla Vanessa —me pidió realizar los cambios y ellos me estarán ayudando.

¿Te pidió?

—Soy Missael—me extiende su mano y la acepto detenidamente.

—Anna—se presenta sin moverse de su lugar.

—Diana Lennox, la esposa de Pitt.

El moreno tose y la peli negra voltea a verme.

—Vanessa.

—¿Si?—se mueve hasta mi.

—No me gustan esos colores, prefiero que sean fríos.

—Son los que elegí, cálidos, para darle algo de alegría al lugar.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Where stories live. Discover now