Extra 1

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Desde hace unos días los padres de Louis se estaban quedando con ellos, la madre del menor estaba empeñada en pasar tiempo con él y su nuevo yerno. Claro que la pareja de la mujer no se quedaba atrás, el padre se llevaba bastante bien con Harry, por lo que ya era usual verlos hacer ejercicio juntos o solo pasar el rato hablando. Louis estaba feliz con la situación, sus padres invadían un poco su espacio, pero le alegraba que aceptaran a su alfa y que su relación mejorara.

Pese a estar de buen humor, últimamente el omega no se había sentido muy bien, sentía bastantes nauseas, estaba más agotado que de costumbre y su espalda dolía, incluso su lobo se sentía inquieto en su interior, pero Louis era testarudo, no quería ver un doctor y tampoco quería que alguien lo supiera. Sin embargo, Harry notaba cuando se levantaba en las noches a vomitar o la cara de asco que ponía cuando un olor le molestaba, no era para nada ajeno al malestar del menor. Había decidido no intervenir, sabía que cuando su pareja quisiera hablar del asunto iba a incluirlo, antes de que eso pasara solo lo apoyaría en secreto. Hasta ahora se había ocupado de ocultar aquellas cosas que le producían náuseas y traer más de las que si disfrutaba comer, había tenido que ir al supermercado por su cuenta, pese a que eso le desagradara, pero por Louis haría lo que sea.

Una mañana, después de volver de correr con el padre del menor, Harry noto un olor diferente en su pareja, se acercó a él hasta poner su nariz en el cuello de este y aspiro profundamente, ganándose una mirada desconcertada de todos los presentes. Su esencia se sentía más dulce que de costumbre, hace días que había algo extraño en el aroma que desprendía el omega, pero en ese momento el cambio era muy evidente. Claro que el alfa sabía lo que sucedía, con este hecho ya no tenía dudas, su pareja esperaba un cachorro, su cachorro.

Recordaba su experiencia con los omegas embarazados de la manada, ser el hijo del líder lo había obligado a aprender cómo funcionaba cada parte de la manda, incluyendo el nacimiento de nuevos miembros. Siempre le preocupaba el embarazo de los omegas, ya que al ser machos no tenían un canal de parto como las hembras, el doctor de la manada sabía operarlos para que su vida no corriera riesgo, pero nunca era completamente seguro. No sabía cómo funcionaba el proceso de embarazo fuera de la manada, no sabía si los doctores del lugar podían encargarse de su pareja adecuadamente.

Antes de preocuparse del parto necesitaba hablar con su pareja, aún quedaba bastante tiempo para eso, ya que el omega parecía estar dentro del primer trimestre de embarazo. Desconocía si el omega estaba al tanto de la situación, pero creía que era necesario que lo viera un doctor, por lo que debía conversar pronto con él.

Esa noche cuando Louis se levantó a vomitar al baño el alfa lo siguió, lo encontró sentado frente a la taza del baño, froto su espalda como muestra de apoyo mientras el menor devolvía lo que había comido horas antes. Volvieron a la cama cuando el omega estaba mejor, era momento de hablar al respecto.

- ¿Existe alguna posibilidad de estés esperando un cachorro?- Era evidente para el alfa que si lo estaba, pero no quería presionar al menor.

- Eso no es posible- El omega trato de sonar seguro, pero hubo titubeo en su respuesta.

- Pero tienes todos los síntomas, lo he notado.

- ¿Lo sabias? Claro que lo sabias, nunca puedo ocultar nada. Aun así, no es posible.

- Hay síntomas que solo yo pude sentir- Louis lo miro curioso- Como el cambio en tu olor.

- ¿Mi olor?

- Sí, es mucho más dulce que antes, eso significa que estas esperando un cachorro.

- ¿Es algo que aprendiste en la manada?

- Sí, ayudaba al doctor que veía a los cachorros.

- ¿Crees que estoy embarazado?

- Estoy bastante seguro- Louis soltó un suspiro pesado al escucharlo.

Lobo de la nieve (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now