Sobreviviendo a Hogwarts 2 - Blairon (EN PAUSA)

Capítulo 9 Blaise

Lo que le siguió a esa cena fue maravilloso. Las clases con Narcissa eran lo mejor y nadie se atrevería a negarlo. Seguramente, ella era una de las mejores profesoras de la materia de todos los años de Hogwarts. Aprendían tanto, que habían veces que uno salía embobado de las clases. Incluso habían terminado, con retraso y todo, el programa de quinto año. Siendo así que Cissy pudo tomarse la molestia de impartir sus clases de las cosas que se le diera la gana. Y esas eran las mejores. Cosas que ni de risa entrarían al programa estudiantil. Pero ella las enseñaba. Además de los múltiples hechizos y encantamientos de defensa y contraataque, escudos muy poderosisimos. Al final del curso, sobre la última semana de clase les había enseñado por arriba oclumancia y legeremancia, y les había recomendado aprenderla y practicarla siempre que pudieran.

Para Blaise, también estaba Ron. Ellos se habían convertido como upa y mugre, o como zapato y chicle. Pasaban todos sus ratos juntos. En la biblioteca, en el comedor, en el lago, bla, bla, bla. Habían tenido múltiples citas. Cada una mejor que la anterior. Se llenaban de besos y se decían lo mucho que se querían, y para Zabini no había cosa mejor. También había tenido tiempo para sus amigos, claro, hasta que los de Ron empezaron a juntarse con los suyos. Aunque Draco siempre que podía le gastaba algún comentario de mal gusto a Potter. Igualmente, por decirlo de alguna forma, las cosas que le decía eran bastantes "pasivas", en comparación con los años anteriores.

Después estaban Pansy y Rata de Biblioteca. Su amiga parecía haber recibido un flechazo de amor por la Gryffindor. Pero luego recordaba que parecía tener algo con Zacarías Smith y se ponía triste. Crabe y Goyle ya se la tenían jurada al Hufflepuf.

Daphne había estado dejando penes de chocolate al rededor de todo el colegio. Era bastante normal llegar a una clase, y que en los asientos hubieran esos dulces. Casi a final de clase, las personas se habían desvergonzado y se los comían con total normalidad.

Las clases con Slughorn tampoco eran malas. Pero el viejo marmota era lo que se le decía interesado. Le encantaban los niños con padres importantes y famosos. Fuera de ello, las clases de pociones eran buenas y más amenas que con su anterior profesor. Rata Snape.
Incluso Longbottom podía completar sus tareas con decencia.

Luego estaban los Slytherins, que al ver que luego de una semana, Theo y compañía no tenían pintas de volver a su mesa, les seguían el paso. Cuando una noche estaban cenando en la mesa de Ravenclaw, charlando con la loca Lovegood sobre los supuestos nargles, la mesa fue asaltada. Seguidos de Cygnus Yaxley, casi toda la casa de serpientes se sentó ahí con ellos. ¡Los Slytherins nunca habían abandonado su mesa!
De más está decir que Theo ni atención les prestó.

Al día siguiente, Theito tenía un plan para que los otros no molestaran más. Los Ravenclaw eran lo más parecido a su casa. Pero jamás apoyarían el culo en la mesa de los tejones. Cuando estaban entrando, los ocho, al Comedor para desayunar, vieron que la mesa completa de las serpientes se había mudado, aunque los ravenclaws al parecer no solo habían sido desplazados, sino que tuvieron que sentarse con los leones porque las serpientes no dejaron ocupar su mesa.

Aún así, Theo caminó tranquilamente, llevándose varias miradas, hasta la mesa de Hufflepuf. Y aprovecharon para aprovisionar a Smith entre Vin y Greg.

Pero al almuerzo, las águilas habían vuelto a su mesa, ya que las serpientes habían ocupado la mesa de Hufflepuf. A todo esto, la mesa de Slytherin seguía vacía. Ante eso, no solo Theo se pensó dos veces hacer lo que estaban por hacer.

Blaise muy contento, siguió a su amigo a la mesa de Gryffindor, y se sentó junto a su novio. Quien lo recibió muy gustoso sentándose en su falda. Pansy aprovechó para coquetear con Hermione, mientras que Draco molestaba a Harry, y Daphne le entregaba un choco-pene a Lavander Brown, mientras entablaba una conversación con el resto de sus amigos. Para su suerte, a los leones mucho no les importó.