castigo

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Narrador omnisciente:
-Disciplina y orden.

Todos voltearon para ver a Dolores Umbridge entrar al aula. En su cara se veía que había disfrutado torturando alumnos.
-Como dije el primer día, los niños malos deben ser castigados.- soltó con una risa amarga.- Y seguirá siendo así.

Tara rodó los ojos. No podía caerle tan mal una profesora como lo hacía Umbridge. Que le había hecho el universo para ser tan mala?
-Abran su libro por la pagina 210, Longbottom empiece a leer.

Neville se encontraba detrás de Tara. La chica se giró para mirarlo y le sonrió seguido de un guiño.

El chico no podía moverse ni hablar. Que le había hecho Tara Jones? Por qué le pasaba esto a él? No podía ser en ese instante.
-Señor Longbottom, estoy esperando.- dijo impacientada Umbridge.

Toda la clase empezó a cuchichear y ha hablar de por qué Neville no decía nada. Los Slytherin se empezaban a reír y a burlar.
-Acaso Longbo-bottom se tra-trava?- empezaron a burlarse la pandilla de Draco.

-No v-ves qu-que es ton-to?- y más comentario y risas por parte no solo de las serpientes, sino de todos los que se encontraban ahí, excepto algunos.

-Si señorita Jones?- dijo Dolores al ver la mano levantada de la chica.
-Puedo leer yo si quiere. Estoy interesada en el tema.- dijo a lo que la profesora accedió.

Todo lo que había dicho era mentira. Odiaba la clase de Umbridge pero no soportaba ver cómo Neville sufría. No le deseaba eso a nadie.

[...]
Cuando acabó la clase, la chica se dirigió hacia la clase donde se encontraba su mejor amigo.

Al llegar, todos se iban pero la chica no veía al chico el cual buscaba.
-Georgie?- preguntó entrando.- Merlín que susto, oye tienes algún caramelo de fiebre?- preguntó la chica cuando lo vio.

-Que clase quieres saltarte?- preguntó el pelirrojo buscando en su bolsillo. Se veía nervioso.
-La siguiente. Es urgente.- pidió la chica.

George no estaba muy seguro de eso pero se lo entregó finalmente. Tara sonrió al ver el caramelo y lo abrazó.
-Gracias.- dijo la chica.

Entonces se escuchó un ruido de lo más extraño. Pero el chico sabía de que se trataba.
-Mierda, Tara escóndete!- dijo tomando la mano de la chica y metiéndose en un armario que había en la aula.

-Que se supone que has hecho ahora?- empezó pero el pelirrojo le tapó la boca.
-Cállate o nos descubrirán.- susurró en su oreja.

Joder pensó la chica. A Tara le había gustado su mejor amigo durante un tiempo.

Pensaba que ya era cosa del pasado, al fin y al cabo siempre han estado juntos y George le había dicho que la veía como una hermana. Fue un golpe bajo para ella pero así eran las cosas.

Y ahora, estaban pegados, cuerpo con cuerpo. George tapándole la boca con una mano y la otra sujetando el pomo de la puerta de un armario de lo más pequeño.

Nada bueno saldría de ahí.

Y como la chica predijo en su mente, los alumnos de sexto año empezaron a entrar y a sentarse.
-Joder...debería haber salido corriendo.- susurró otra vez el pelirrojo.

-Puedes parar de hacer eso?- dijo la chica quitándose su mano y mirándolo desafiante.
-Que paré el qué?- preguntó el chico.

Tara dio un paso hacia atrás pero no había espacio. Solo provocó que los cubos que se encontraban ahí, se cayeran.
-Cuidado!- dijo el pelirrojo juntándose a ella y abrazándola para que no le cayeran en cima y no se hiciera daño.

Ahora todo estaba en silencio. Tara y George se miraron unos segundos, sin decir palabras. Sabían que se habían metido en problemas.

La chica se encontraba arrinconada por las dos manos del chico, una a cada lado de la cabeza, contra la pared.

La puerta se abrió y vieron a nada más que a McGonagall con mirada severa.

Todos los de sexto año empezaron a hablar entre sí. Eso sin duda sería el tema de habla en muchos días...que notición! George Weasley y Tara Jones encontrados en una situación de lo más incómoda y prometedora.

-Y después solo son mejores amigos...- decían muchos.

Los dos chicos salieron un tanto avergonzados del armario. Tara tenía el pelo desordenado al igual que el pelirrojo quien tenía las mejillas rojas de la vergüenza.

-Alguna explicación señorita Jones y señor Weasley?- dijo Minerva.
-No es lo que parece profesora...- dijo George.

Tara no lo había pensado hasta que su amigo lo mencionó. Se empezó a sonrojar y bajó la mirada.

-Como no he sido testigo de lo que sea que haya pasado entre ustedes dos están castigados. Vayan inmediatamente a mi despacho y espérenme ahí.

[...]
-No puedo creerlo.- dijo riendo George.- Crees que seremos el centro de atención? Yo si lo creo, los de sexto son muy chismosos.

-No te preocupa? Es decir...puede que mientan.- dijo Tara.- Nosotros no hemos hecho nada.

-Pero eso ellos no lo saben.- dijo con una sonrisa.- Relájate, ambos sabemos que no ha pasado nada.- George la abrazó entonces colocó su brazo por encima de los hombros de la chica y empezaron a caminar hacia el despacho de McGonagall.

Neville quién había oído los rumores recientes no quería creérselo. Pensaba que Tara podria interesarse en él...no!

Como una chica tan grandiosa y genial estaría con alguien como él? Pensó.

Y como si un balde lleno de agua helada le cayera encima, presenció la escena que le partió el corazón.

George y Tara caminaban mientras se reían. El tenía su brazo por los hombros de ella...y parecían felices.
-Hola Neville.- le saludó la chica con una sonrisa inigualable, para los ojos del chico.

El Neville solo pudo saludarla con la mano y regalarle una leve sonrisa nerviosa. Le temblaban las piernas solo de verla.

-Ella se merece a alguien como él.- dijo Neville para el mismo cuándo los chicos desparecieron por el pasillo.

Que estaba pensando cuando creyó que alguien como Tara podía gustarle alguien como él.
Neville Longbottom, el chico raro de las plantas.

-Eres idiota!- se dijo para seguir su camino.

between stumbles (Neville Longbottom) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora