Capítulo 4. Sobrenatural

140 6 2
                                    


«Nena, todo lo que no te digo me consume esta noche, todo lo que está dentro de mí anhelando poder salir. Pero cada vez que te miro me robas la razón, incluso una escritora como yo se queda sin ideas ante tu maravillosa presencia. Mi corazón no puede esconder todo lo que siento por ti, todo aquello que no puedo decir lo estoy gritando con mi cuerpo; arde como el fuego tu amor».

Narrado por Rose

Había pasado una semana desde que todo esto comenzó, desde que veía a Vesper cada noche y poco a poco iba descubriendo que ella y yo veníamos de dos mundos completamente diferentes. Pero no me daba miedo, por lo contrario, yo me sentía cada vez más atraída e intrigada, fascinada y algo que aún no soy capaz de pronunciar en voz alta porque sé lo que implica sentirlo por un ser sobrenatural que es tan hermoso, pero que sé muy bien que en mi mundo no se puede quedar. Para ella no existían las leyes de la naturaleza, ella superaba cada límite establecido y me encantaba que fuera de esa manera, más allá de tener temor, me sentía bajo un hechizo de amor. Alucinada por un nuevo mundo, por un nuevo ser, por aquella mujer, por esa diosa que despertaba en mí tantas emociones a la vez. Estaba esperándola como cada noche sentada en las rocas, sumida en mis pensamientos de tal manera que no noté cuando ella estuvo a mi lado, tocó mi hombro asustándome y regresándome a la realidad.

—Buenas noches, escritora, ¿por qué tan pensativa? ¿Preocupada por algo?

—Hola, Vesper. No estoy preocupada, solo estaba pensando en los caprichos que tiene la vida.

—Me pasaba lo mismo esta mañana, estuve todo el día pensando en que ya solo te quedan quince días de tus vacaciones.

—¿Los estás contando? Tan fastidiosa soy para ti que estás contando los días que me quedan porque no me soportas —traté de hacer una broma para borrar la tristeza en su mirada, pero mi comentario no le pareció gracioso.

—Eres una tonta, claro que no. Estoy contando los días porque pronto deberás regresar a casa y no te veré nunca más, siento un inmenso vacío en mi corazón cuando pienso en ello —me entristeció escucharla decir eso porque era exactamente como me sentía, vacía al contemplar la idea de no verla más.

—Mejor no pensemos en eso, concentrémonos en disfrutar estos quince días que nos quedan para estar juntas, mi adorada Vesper. Quisiera llevarte hoy lejos del mar, ¿aceptarías acompañarme?

—¿Iremos al hotel?

—No, esta vez quiero llevarte más lejos, por algo que estoy segura nos hará sentir mejor a las dos.

—Está bien, vamos, yo confío plenamente en ti, Rose.

—Qué bueno porque quiero pedirte que hoy no me dejes tan pronto, quiero que te quedes más tiempo esta noche, por favor.

—Probablemente me meta en problemas por ello, pero quiero hacerlo. ¿Qué tienes planeado para mí?

—Ya lo verás —esbocé una sonrisa de lado, estirando mi mano para que la tomara y llevarla a nuestra primera parada.

—Me gusta tu mirada traviesa —Vesper se mordió el labio y tomó mi mano entrelazando sus dedos con los míos, caminamos fuera de la playa hasta tomar un taxi. Le pedí al taxista que nos llevara a un sitio que había visto durante el día y me pareció muy lindo para cenar con Vesper, era un restaurante llamado "Poseidón", quedaba cerca del mar y era el más indicado para las dos, si algún problema se presentaba ella podía huir hacia a la playa. Llegamos y ella se sintió un poco intranquila al ver a tantas personas encerradas en un solo lugar, supongo que la hacía sentir expuesta y en peligro.

—No tengas miedo, jamás dejaría que te hicieran daño estás a salvo conmigo. Además, te ves muy hermosa este día, si se te quedan mirando es por tu increíble belleza, no porque vean algo diferente en ti —le dije mirándola de los pies a la cabeza haciéndola sonrojar un poco.

La orilla y el marWhere stories live. Discover now