Capítulo 10. Bloop

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«Te buscaría en mares de tiempos para estar a tu lado, mi amor por ti latirá en mi pecho más allá del destino y de las vidas que podamos vivir... Siempre seré tuya mi amada Vesper». Rose

Narrado por Vesper

Desperté en su cama tan suave y me encontré sola en la habitación, miré a mi alrededor y debía admitir que era mi lugar favorito después de las rocas de aquel pueblo. Observaba cada detalle y sonreía al saber que todo el lugar tenía en sí la esencia de Rose, noté el pequeño sillón frente a la cama y me pareció idóneo para hacerle el amor ahí una tarde. Me levanté desnuda y subí los escalones hacia su baño, abrí la ducha y dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo, cuando el líquido tocó mi piel unas escamas en una tonalidad turquesa y morada aparecieron brillando un poco como un reflejo, eso era una señal de que extrañaba mi ambiente natural y la sal del mar; solo tenía dos días lejos del mar y ya comenzaba a resentirlo.

Al terminar sequé mi cuerpo y me puse algo de ropa cómoda que Rose me había comprado, salí de la habitación y fui en su búsqueda encontrándome con ella en su estudio. La vi concentrada frente a su ordenador, seguramente trabajando en algunos de sus libros o investigando cierto tema que la ayudarían con sus capítulos. Sintió mi presencia y levantó su mirada hacia mí.

—Hola, hermosa sirena. ¿Te han dicho que te ves más hermosa cuando recién despiertas?

—No he tenido la oportunidad de despertar con otra persona en el pasado, así que no, no me lo han dicho nunca.

—Entonces me siento sumamente feliz de ser la primera persona en tu vida que te diga lo hermosa que eres y lo afortunada que soy al tenerte conmigo, Vesper —le sonreí sentándome sobre sus piernas, sus ojos me miraban y tenían un brillo deslumbrante.

—Dime, ¿qué haces, escritora?

—Estoy investigando sobre el origen de tu especie, sobre tus poderes, sobre cualquier cosa que me ayude a encontrar la manera de estar juntas, algo que te permita estar conmigo en la superficie o que yo pueda quedarme más tiempo en el mar. Observa —me dijo mientras me mostraba su ordenador y sus notas—. Estuve investigando sobre tus orígenes a través de la historia: las primeras historias conocidas sobre las sirenas aparecieron en el medio oriente, en Asiria antes del 1000 A.C. También encontré que fueron mencionadas en la biblia al menos en seis versículos diferentes, si las sirenas son criaturas mitológicas ¿por qué son mencionadas en la biblia? Las mencionan bien sea describiéndolas como tentaciones o seres del mal, o como una deidad de gran poder. El descubrimiento más antiguo se encuentra en el desierto de Egipto donde alguna vez existió un mar, en unas cuevas de arenisca se encontraron en sus paredes unas pinturas rupestres que tienen 30000 años A.C. La memoria de ese pueblo vive dentro de esa cueva, ¿y cómo un pueblo que no estaba evolucionado pudo describir una criatura como la sirena de no haber sido cierta su existencia en ese entonces?

—Si tratas de probar la existencia de mi especie, Rose, déjame decirte que estás divagando sin sentido alguno, puesto que yo soy una sirena y estoy parada justo frente a ti.

—No, Vesper, mi punto es que tu especie existe desde los orígenes y principios del tiempo, donde la humanidad fue creada y algo pasó, en algún punto de la historia donde el humano evolucionaba se cortó, se dividió en dos partes y tu especie evolucionó en el agua convirtiéndose en humanoides acuáticos y creando lo que ahora llamamos «Tritones y Sirenas», cambiando con los siglos su anatomía para vivir dentro del mar. Lo que intento probarte es que alguna vez fuimos una misma raza, una misma especie, que en algún punto por causas ajenas nos tuvimos que separar, nos dividimos entre la tierra y el mar, entre la orilla y el mar, pero que antes solo fuimos uno. Eso quiere decir que tu especie evolucionó de la nuestra dejándonos atrás, son superiores a nosotros en todo sentido. ¿No te das cuenta? Si en el pasado fuimos uno solo entonces existe la posibilidad de que tú y yo podamos estar juntas. Tal vez Calíope nos pueda dar más respuestas, necesito hablar con ella.

La orilla y el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora