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El rubio suspiró cargando en sus brazos a la pequeña niña, se había vuelto a quedar dormida. Ya la tuvo que llevar del helicóptero al avión, no la iba a cargar de nuevo.

-Peque despierta ya llegamos. -Dijo dándola leves caricias en el pelo. -Venga Ana no me hagas volver a llevarte. -Al ver que la pequeña no respondía suspiró de nuevo colgándose la mochila del hombro y sujetando bien a la pelinegra.

Al primer sitio donde el rubio quería ir es al cementerio, por respeto a James; asique, un poco decaído, caminó hasta dicho sitio.

-James Conway, James Conway.... Quizá no lo enterrasen aquí.. -Gustabo vio a un hombre cerca suyo a si que se acerco a preguntarle. -Disculpe, ust-

-Coño, rehén- rehenes fáciles, levanta las putas manos si no quieres un bonito tiro en tu puta cabeza gilipollas. -El rubio suspiró y levantó una de las manos. -No me has odio!

-Cómo pretendes que levante las dos si tengo a la cría en brazos? Tranquilízate no voy a hacer nada... -El rubio rodó los ojos.

-Está bien, dame la bolsa, luego te la damos, ahora delante mía.

El hombre guío al rubio hasta un coche negro, durante el trayecto la pequeña despertó, pero Gustabo la callo diciéndole en un susurro que se hiciera la dormida, la pequeña niña obedeció y al final llegaron a un badulaque, "Principiantes" Pensó bufando el rubio.

-Quedaros aquí quietos. -Habló en la parte trasera del badulaque uno de los atracadores para todos los rehenes.

-Quién va a negociar? -Un joven de cresta blanca se acercó a los atracadores, quienes maldecían en voz baja. Les había tocado uno de los putos comisarios.

-Yo. -Uno de ellos se acercó firme. -Verá señor agente, tenemos 4 rehenes, uno es una niña y el otro su padre, así que por ese me va a dar algo más, estamos?

La negociación salió perfectamente, los únicos rehenes que quedaban eran Gustabo y Ana.

-Vosotros dos, arriba. -Gustabo se levantó con Ana en brazos. -Joder, aún sigue dormida? -Dijo mientras le entregaba la bolsa que anteriormente le habían quitado.

-Ya ves, es de sueño profundo. Gracias por la bolsa.

-Nada hombre, no lo parecerá pero somos buena gente. -El rubio sonrió y salió de la parte de atrás.

El comisario iba a avisar por radio pero esta se le calló al ver al último rehén, la piel se le congeló y tembló durante unos segundos, sus ojos comenzaban a aguarse. El rubio llegó a la puerta y un shock se hizo presente en ambos, pero poco duró ya que Gustabo salió corriendo tirando la bolsa al suelo y dejando con cuidado a la pequeña al lado de la bolsa.

-H-Horacio. -Las lágrimas se veían correr de ambos ojos y sin un segundo más que perder el rubio se abalanzó al de cresta, quien llorando le besaba el cabello y lo apretaba en un abrazo con fuerza. Los atracadores y agentes se les quedaron mirando, Ana sonriendo también se levantó quedándoselos viendo de brazos cruzados.

-Gu-Gustabo mi.. mi niño, no me lo puedo cr-creer... eres tú! -Horacio agarró de las mejillas al rubio mirándole de arriba abajo con una ancha sonrisa.

-Gus... -La pequeña tocó la pierna del rubio, quien rápidamente la cogió en brazos. -Tú eres el héroe Horacio del que me habla Gus? -Los dos hermanos sonrieron y el menor de altura asintió.

-M-Me retiro del código 3 que venga otro a ocupar mi puesto, también voy a comisaría a hacer un 10-10.

-Qué ha pasado Horacio? -La voz del ruso sonó por la radio, Gustabo sonrió y le quitó la radio al de cresta.

𝑼𝒏𝒂 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝒐𝒑𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅 - (𝒊𝒏𝒕𝒆𝒏𝒂𝒃𝒐)Where stories live. Discover now