Antes de bajar

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Pasaban los días con desesperante lentitud, Emma no aparecía, y ni rastros de Ray, Norman, Gilda y Don ya no sabían que más hacer, de alguna manera sabían que el tiempo se agotaba. 

Aquella mañana, desde muy temprano Emma se encontraba limpiando el desastre que había hecho su padre el día interior en su arrebato de furia. Platos, comida y objetos tirados por el piso de la cocina. Suspiró cansada y afligida. Ya estaba harta de esas situaciones.

La preocupación y angustia se iban posando profundamente en ella, su padre ayer se lo había dejado más que claro; ella no saldría a la calle. No con "esos niños" ni haciendo "cosas raras" cómo había dicho él.

Emma le cuestionó y discutió cientos de veces, sólo ganando con su terquedad una pesada tunda de parte de él, aunque ciertamente eso era lo de menos para ella, el dolor físico era absolutamente insignificante y pasajero, más cuando sus preocupaciones eran mucho más grandes que eso. Temía que Lewis se apareciese por los Barrens y le hiciera algo a sus amigos. Su padre había cerrado con candado cada puerta y ventana de la casa, ella había quedado completamente encerrada en su propio hogar, pese a eso, nunca había sido un impedimento para ella algo así, bien podría buscar una forma de salir.

Es problema radicaba en ELLA, porque mientras más tiempo estaba encerrada en casa, y cerca de Lewis sentía que sus energías se desvanecen, la "dinámica familiar" se había vuelto demasiado tensa, su padre se había vuelto mucho más controlador y agresivo con la gente y sobre todo con ella.

Podría encontrar una forma de salir de ahí y estar con sus amigos pero, se miraba así misma; lastimera y herida... no podía permitir que la vieran así. Ya no podía tapar todos los moretones por más que se pusiera blusas o pantalones largos. Ellos se darían cuenta, sobre todo Norman que pareciera que tuviera vista rayos x cuando se trataba de ella. No había forma de ocultar que algo le estaba ocurriendo por más que lo disimulara.

No quería lástima ni nada de eso. De alguna forma, todos estaban conscientes-Incluso ella- que Emma era la líder y la que tenía el deber de mantener la moral en el grupo. 

Si la veían así de patética y lamentable..

Pero por cada minuto que permanecía encerrada ahí, aún sin que Lewis estuviera presente, ella sentía su mala aura, como si el sujeto que se hacía llamar su padre esparciera negrura por toda la casa. La cual le absorbía su ánimo y ganas de luchar. así en otro momento vería cómo escapar de ahí.

Miró las cartas que habían llegado durante esos días, que estaban a un extremo de la mesa, no había tenido tiempo para leerlas antes. Las revisó una por una hasta encontrar la que era para ella, la carta que habitualmente le enviaban sus tíos. Si bien era más fácil llamar, ellos evitaban ya que las casa pasaba sola gran parte del día y malo sería que justo, contestara la llamada Lewis, por lo que era mejor evitar esas discusiones innecesarias que sólo traerían estrés y un mal rato a Emma. Es por esto que ellos solían enviar cartas con algún nombre secreto en el remitente, que sólo Emma entendería.

Emma enseguida abrió la carta y la leyó con entusiasmo.

Fue un agradable momento leyendo, el contenido se iba intercalando entre los mensajes de Yuugo y de Lucas, pero para Emma le era muy fácil identificar de quién era cada mensaje, la letra de Yuugo era cargada, grande y poco prolija, Emma podía predecir que lo escribió con poca paciencia. Y a la vez la letra de Lucas era más prolija y suave. Cosa que le hacía gracia ya que se los podía imaginar, fue soltando un par de risitas con las imágenes en su cabeza. Los extrañaba mucho.

Se detuvo de golpe al llegar a los últimos párrafos, abrió grandemente los ojos por la sorpresa.

-Oh no.. no puede ser-dijo.

Lo que habita en Neverland  (The Promised Neverland)Where stories live. Discover now