Extra I. song for white wolves

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Sus patas se hundían un poco en el espesor de las primeras nevadas de invierno, sus ojos se mantenían al frente, siempre con atención a la cachorra a su lado. Los otros en el grupo de caza estaban un poco apartados de ellos, desconcertados e inseguros aún de cómo lidiar con esas circunstancias.

Matya lo comprendía: habían sido exiliados hace casi un año, y su retornó con un nuevo miembro causo bastante agitación, que Kotine no mostró nervio alguno en calmar, imponiendo nuevos términos para la manda (nuevas formas de vida). Habían crecido mucho gracias a su dolor.

Algunos de los cambios que todavía costaban, era la nueva regla de Konstantine, su Alfa: »—Todos somos parte de esta manada; todos ayudaremos a crecer a los cachorros; y ayudaremos a conseguir nuestro sustento de igual manera.

A veces sentía el impulso de salir de la manada y no ser consciente de algunas miradas inconformes por el favor que recibió de Kotine al ser recibido, y por el hecho de que el Alfa inició un cortejo con el hijo del antiguo líder, el asesino del verdadero Alfa de los lobos nevados. Además, que con su llegada, equipos mixtos para cazar donde se incluían Omegas.

No fue del todo fácil, los Betas más viejos, y por tanto experimentados, desafiaron a Kotine. El joven, que aún tenía los vestigios de su niñez en las formas amables de su rostro, supo que no tenía más que aceptar. Tenía desventajas, por supuesto, así que impuso sus condiciones para el desafío.

—Será de uno a uno, como debe hacerse —dijo Kotine, quien se dio cuenta de la preocupación en la mirada de Matya, quien estuvo a punto de ofrecerse para pelear alguno de los Betas. Sin embargo, ese no era su lugar, su posición en la manada no era segura.

Y el joven líder no era imprudente, decidió comenzar con él más hábil de los tres Betas que retaron a su propio Alfa (aunque nadie se opuso, pues los cambios de que quería imponer Kotine, eran bastante drásticos). Matya comprendió su plan al elegir iniciar el duelo con el más fuerte: si mostraba su dominio con él, podría amedrentar el sentimiento de oponerse, evitando las demás peleas.

—Un lobo debe mostrar su posición en toda circunstancia —alzó su voz Konstantine, extrañando a todos que no hubiera tomado su forma de lobo cuando estaba comenzando el duelo—, y eso también debe ser en cualquier forma o cuerpo con el que debamos sobrevivir. Este duelo será con la forma de hombres.

El murmullo de sorpresa no se hizo esperar, y su hermana menor, Belye, que descansaba en sus brazos medio adormilad, se despertó con la agitación de la manada. Matya confiaba en Kotine, pero no podía evitar mantenerse atento a lo que sucedía.

Ver a Kotine, a ese lobo que conoció en su infancia, con la cabeza en alto como su líder le robó el aliento.

El Alfa de la manada se colocó en posición, cerrando sus puños frente a su rostro, y con ojos entornados esperó el primer embate de su contrincante. El Beta —que recordaba con el nombre de Peter, anterior consejero de su padre) se lanzó contra el chico, que claramente lo superaba en agilidad y dominio de su forma humana.

Kotine lo esquivo, y aprovechó para saltar aun poco cuando el Beta le dio la espalda, para usar su peso asestando un golpe con su codo en medio de la espalda. Los que observaban contuvieron el aliento, cuando el hombre dio un grito ahogado por el dolor, y por la velocidad del Alfa.

Todo ese tiempo que Fausto y Kotine huyeron...el chico había aprendido habilidades que probablemente nadie en la manada podría tener el conocimiento de dominar; Matya comprendió que Auguste, el verdadero líder que fue exiliado, se convirtió en mentor de su amigo en ese tiempo; y lo sabía, el otro se lo contó, pero no había visto que tanto aprendió de aquel viejo lobo.

Konstantine alzó sus ojos y con sus labios en línea recta miró a la manada, sus cabellos rubios, que le cubrían sus mejillas y tocaban sus hombros ensombrecían un poco su rostro, acentuando la fiereza de su expresión.

—¿Y bien? —habló Konstantine con un timbre grave, casi un gruñido, con un descaro del que Matya no recordaba haberle visto con los lobos más viejos—. ¿El siguiente?

Los otros dos lobos que lo habían retado, bajaron sus cabezas hacia el suelo nevado en forma de reverencia. Los demás miembros de la manada hicieron lo mismo; y Matya no entendía lo orgulloso que estaba de aquello cuando el mismo se inclinó.

Su líder era Konstantine, eso era indiscutible.

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N/A: ¡HOLA!Sé que debería editar la historia y darle una manita a las partes más apresuradas, pero creo que editar toma mucho esfuerzo, lo siento. Sin emabargo, traigo algunos extras, no sé si serán pocos  muchos.

¡Y bueno! No habíamos visto la llegada de Kotine como líder, no la tuvo fácil. No sé como se convirtió en el protagonista, Kotine malo, se salió de mis manos, y yo de oops.

Canción para lobos solitarios [Omegaverse]Where stories live. Discover now