9. Las canciones nocturnas olvidadas

518 84 52
                                    

La tensión creciente entre el adolescente y el viejo Alfa no había menguado, en cambio el ambiente entre ellos era de un tensión casi palpable, al punto de generar que estuvieran todos, en cierto grado, a la defensiva. Fausto los mantenía calmado, funcionando como intermediario para mantener la paz al inicio de las discusiones.

Y se sentía en una encrucijada: por un lado, se sentía culpable sentirse tan completo con la presencia de Augustus, no porque fuera una ventaja que ese lobo exiliado lo cuidara, sino por motivos más personales que comenzaban a volverse más visibles con el tiempo; con el recuerdo del padre de Konstantine en su mente, le era difícil dejarse llevar por ese afecto que le comenzó a tener al Alfa.

Augustus no era para nada lo que quería aparenta, o se veía. Era amable con ellos, a su manera, siempre intentando brindarle consejos a su hijo—aún si sus maneras no fueran las adecuadas—, y principalmente, yendo hasta el punto de siempre estar al frente, para protegerlos de algún peligro, o buscar cosas que pudieran necesitar, como las hierbas que usaba para evitar su celo.

Eran las pequeñas cosas que dejaban ver quien era ese lobo solitario, que jamás había escuchado aullar, porque esas canciones eran privilegiadas para los que tenían manada. Era un hombre que llevaba muchos años en soledad, que había olvidado cómo ser amable, pero lo era cómo podía. Lo compadeció en un principio, sí, pero pasó a respetar, admirar, y sentir algo más...

Así que estaba en un conflicto, sabía que lo que debía aprender Kotine, y también estaba el hecho de que no aprobaba del todo como le exigía Augustus, pero no sabía si era del todo correcto que fuera más amable, al final, él nunca podría mostrarle a su hijo a entender su naturaleza.

—¿Se te escapo un alce otra vez? —gruñó Augustus, con sus ojos dorados clavados en el rostro enrojecido del joven, tanto por el cansancio como por la rabia.

—¡Estoy harto! —Profirió el adolescente, perdiendo la paciencia—. ¡Estaba cayendo una tormenta de nieve! ¡Y era un alce adulto que ni siquiera en una manda el Alfa cazaría solo! —terminó por gritar toda su frustración, temblando de ira.

—¡Kotine, Augustus! —Gritó Fausto alterado, al ver cómo se ponían a la defensiva los otros dos lobos—. Agradezco mucho que le muestres a Kotine lo que necesita como lobo, ¡pero deja de provocarlo! —Encaró alzando el rostro el Omega—. ¡Y tú, Kotine! ¡Tienes que ser más paciente! Aprender a escuchar, en la manada no se te educó igual que Matya; así que debes entender que lo que Augustus te dice, es un conocimiento que no puedo brindarte...—miró con tristeza a su hijo, mordiéndose el labio al tener que decir lo que le carcomía desde hace mucho tiempo.

Su dinámica cambió en ese punto: por la tarde, cerca del ocaso, plantean una estrategia de caza, y conseguían alimento para un par de días. Mientras que en las primeras horas nocturnas, Augustus enseñaba a usar toda su fuerza en combate, en su forma de lobos, cosa que le angustiaba a Fausto, pero que consideraba necesario; el lobo exiliado se mostró menos hostil al dirigirse al joven.

No obstante, las pruebas de caza y combate eran muy duras. Y nuevamente la paciencia de Kotine se rompió, originado por su profundo agotamiento.

—¡Sólo me quieres muerto para tener a mamá! ¡Sé lo que está pasando! —Reclamó primero a Augustus, y luego a su madre que lo miró notablemente dolido.

El Alfa mayor suspiró, luciendo abatido y algo melancólico ante lo que iba a decir, pero si querían seguir su viaje, tendría quizás que explicar las razones por las que decidió ayudarlos, como su historia, para que el joven comprenda que tras sus intenciones, no hay segundos pensamientos.

—Los lobos somos débiles cuando somos humanos —comenzó a hablar con lentitud, sentándose en una piedra cercana, Fausto hizo lo mismo, no obstante, Kotine se quedó de pie algo desconcertado por la extraña expresión de Augustus—, y por eso también nos dejamos llevar por sentimientos, miedos, y deseos: en esa parte somos iguales a ellos.

Canción para lobos solitarios [Omegaverse]Where stories live. Discover now